Los talibanes se acercan a la capital afgana tras semanas de ganancias territoriales provocadas por la retirada gradual de las tropas de Estados Unidos y la OTAN. En medio de la crisis, el gobierno del presidente Ashraf Ghani ha pedido negociaciones urgentes con los líderes locales y los socios internacionales para aliviar la situación.
El grupo talibán ha confirmado que se encuentra a solo 70 kilómetros de Kabul tras semanas de ofensiva contra las fuerzas gubernamentales. Las victorias del grupo se han sustentado en el progresivo abandono del país por parte de las fuerzas aliadas de Estados Unidos y la OTAN y en la falta de motivación y armamento del ejército afgano.
La ciudad de Pul-i-Alam está situada al sur de Kabul y es un enclave muy estratégico para una posible toma de la capital en los próximos días o semanas. Ante la gravedad de lo denunciado, el presidente Ashraf Ghani hizo un llamamiento público de ayuda a los líderes locales y a los actores internacionales.
“Como vuestro presidente, estoy centrado en evitar más inestabilidad, violencia y desplazamiento de mi pueblo”, dijo Ghani en un breve discurso televisado.
El 14 de agosto, el grupo rebelde también confirmó la captura de otra capital provincial llamada Sharana, lo que significa que ahora tiene 18 centros urbanos considerados capitales regionales bajo su dominio. Según Reuters, apenas ha habido resistencia por parte de los ciudadanos o soldados afganos durante las sucesivas conquistas.
La situación con el presidente es muy complicada. En las últimas semanas, el partido en el poder ha perdido la segunda y tercera ciudades más importantes del país y ahora domina menos de la mitad del Estado. Además de Kabul, otros núcleos de población importantes en los que domina son Mazar-e-Sharif, en el norte, y Jalalabad, una ciudad fronteriza clave para la posible huida a Pakistán.
Los talibanes han puesto como condición innegociable que Ghani renuncie a todas sus responsabilidades para intentar llegar a un acuerdo de paz y detener la violenta ofensiva que están llevando a cabo. El grupo había sido empujado a la periferia durante 20 años tras ser expulsado del poder en 2001 durante la invasión de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, pero con su salida su fuerza aumentó exponencialmente.
La retirada de Estados Unidos ha sido criticada por funcionarios afganos por ser precipitada. La decisión fue tomada por el expresidente Donald Trump tras dos décadas de conflicto con muchas pérdidas humanas y materiales y pocos resultados. El demócrata Joe Biden ha tomado el relevo de su predecesor en este asunto y no parece dispuesto a seguir desplegando tropas en el país asiático.
Estados Unidos controlará la salida de su personal de Kabul
En respuesta a la situación, Estados Unidos ha decidido enviar 3.000 soldados a la capital para ayudar en la posible evacuación del personal diplomático. Se espera que la totalidad de las tropas llegue el domingo por la noche. Se trata de un regreso de tropas al país con el único fin de abandonar Afganistán de forma definitiva.
El principal temor es que las fuerzas talibanes avancen demasiado rápido hacia Kabul sin dar tiempo a destruir los documentos clasificados o permitir la salida de todos los estadounidenses. Por esta razón, se han habilitado lugares permanentes en la embajada para quemar cualquier información considerada clasificada que probablemente no caiga en manos de los talibanes.
Un equipo de combate de la brigada de infantería también viajará a Kuwait para actuar como fuerza de apoyo a la seguridad en Kabul si es necesario, según confirmaron fuentes del Pentágono a través de la agencia de noticias Reuters.
Además de EE. UU., otros países que anteriormente habían estacionado tropas en la zona, como Gran Bretaña, han vuelto a desplegar allí a su personal militar. Los funcionarios estadounidenses creen que la conquista de la capital no será tan rápida y que no serán necesarias tropas adicionales, a pesar de las advertencias de avances talibanes en los últimos días.
“Kabul no está bajo una amenaza inmediata en este momento, pero si se observan las acciones de los talibanes, está claro que están tratando de aislar a Kabul”, dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.
Aumenta el número de solicitudes de asilo
El posible fin de la dominación occidental hace temer el regreso de las restricciones a las libertades individuales y del código más estricto de la ley islámica. Por ello, decenas de miles de personas han solicitado asilo en numerosos países occidentales y vecinos de Afganistán.
Naciones Unidas teme que cientos de miles de afganos decidan abandonar el país en las próximas semanas, creando una crisis de refugiados sin precedentes.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, advirtió que “la situación en Afganistán se está descontrolando” y pidió el envío de tropas a ese país para “garantizar la seguridad de los civiles”, algo que actualmente está descartado.
A esto, Guterres añadió que “ahora es el momento de detener la ofensiva. Ahora es el momento de iniciar negociaciones serias. Es el momento de evitar una guerra civil prolongada o el aislamiento de Afganistán”.
Durante estos 20 años de guerra civil, los talibanes han sido apartados del gobierno del país, pero no destruidos, lo que ha provocado un aumento constante de su poder. Intentan introducir la Sharia, la ley islámica en Afganistán, lo que podría llevar al aislamiento internacional del país.
Después de que el acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos asegurara su retirada del país asiático, había esperanzas de que se alcanzara un acuerdo entre los talibanes y el gobierno afgano que asegurara el reparto de poder entre ellos sin que estallara y aumentara la violencia armada. Sin embargo, las profundas divisiones entre ellos y la debilidad del ejecutivo en Kabul hicieron imposible cualquier entendimiento mutuo.