DUBAI (Reuters) – Qatar dijo que había instado a los talibanes a cesar el fuego y retirar su ofensiva en Afganistán durante una reunión entre el ministro de Asuntos Exteriores qatarí y un alto representante de los insurgentes afganos en Doha el sábado.
El ministro de Asuntos Exteriores, Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, se reunió con el jefe del buró político de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, para hacer un seguimiento de las conversaciones de paz auspiciadas por el país del Golfo, informó el Ministerio de Asuntos Exteriores qatarí en un comunicado publicado en su página web.
“El ministro de Asuntos Exteriores instó a los talibanes en la reunión a que abandonen la escalada y cesen el fuego”, dijo.
Enviados de Estados Unidos, China, Pakistán, Naciones Unidas y la Unión Europea, entre otros, se reunieron el jueves en Doha con representantes talibanes y funcionarios del gobierno afgano.
La declaración emitida tras esa reunión reafirmaba que las capitales extranjeras no reconocerían ningún gobierno en Afganistán “impuesto mediante el uso de la fuerza militar”.
Los combatientes talibanes entraron el domingo en las afueras de Kabul mientras los trabajadores, presas del pánico, huían de las oficinas gubernamentales y los helicópteros aterrizaban en la embajada de Estados Unidos.
En una ofensiva nacional que ha durado poco más de una semana, los talibanes han derrotado, cooptado o hecho huir a las fuerzas de seguridad afganas de amplias franjas del país, incluso con cierto apoyo aéreo del ejército estadounidense.
Los vuelos rápidos de los helicópteros Boeing CH-47 Chinook cerca de la embajada comenzaron unas horas después de que los militantes tomaran la cercana ciudad de Jalalabad. Se pudieron ver vehículos blindados diplomáticos saliendo de los alrededores del puesto.
El Departamento de Estado estadounidense no respondió inmediatamente a las preguntas sobre los movimientos.
Las negociaciones en curso en Qatar, sede de una oficina talibán, tampoco han logrado detener el avance de los insurgentes.
Miles de civiles viven ahora en parques y espacios abiertos en la propia Kabul, temiendo el futuro.
Algunos cajeros automáticos dejaron de distribuir dinero en efectivo mientras cientos de personas se concentraban frente a los bancos privados, tratando de retirar los ahorros de su vida.