Liberado de una cárcel paquistaní a petición de Estados Unidos en pleno 2018, el líder talibán Abdul Ghani Baradar salió el domingo como vencedor de una guerra de 20 años.
Baradar nació en la provincia afgana de Uruzgan en 1968 y se crió en Kandahar, cuna del movimiento talibán.
Como la mayoría de los afganos, la vida de Baradar se vio alterada para siempre por la invasión soviética del país a finales de la década de 1970, que lo transformó en insurgente.
Se cree que luchó codo con codo con el clérigo tuerto, el mulá Omar, el comandante muyahidín afgano que más tarde dirigió el grupo insurgente cuando fundó el Emirato Islámico de Afganistán en 1996.
Ambos fundarían el movimiento talibán a principios de la década de 1990, en medio del caos y la corrupción de la guerra civil que estalló tras la retirada soviética.
Con la invasión estadounidense y el colapso de los talibanes en 2001, Baradar pasó a la clandestinidad, y se dice que permaneció activo en la dirección de los talibanes en el exilio.
Al mismo tiempo, se cree que Baradar formaba parte de un pequeño grupo de insurgentes que se dirigió al líder afgano interino Hamid Karzai con una carta en la que se esbozaba un posible acuerdo por el que los militantes reconocerían a la nueva administración.
Detenido en Pakistán en 2010, Baradar permaneció bajo custodia, hasta que la presión de Estados Unidos lo liberó en 2018 y lo trasladó a Qatar.
Allí fue nombrado jefe de la oficina política de los talibanes y supervisó la firma del acuerdo de retirada con los estadounidenses.
En febrero de 2020, Baradar estuvo presente durante la firma del Acuerdo de Doha, según el cual Estados Unidos retiraría sus fuerzas; a cambio, los talibanes se comprometieron a no dejar que los extremistas utilizaran el país como escenario para atacar a Estados Unidos o a sus aliados.
Los insurgentes esperaron a que la mayoría de las tropas estadounidenses abandonaran Afganistán antes de embarcarse en una ofensiva para tomar el país.
En una asombrosa derrota, los talibanes se apoderaron de casi todo Afganistán en poco más de una semana, a pesar de los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y la OTAN durante casi 20 años para reforzar las fuerzas de seguridad afganas.
Los talibanes arrasaron la capital de Afganistán el domingo, después de que el gobierno se derrumbara y el asediado presidente se uniera a un éxodo de sus conciudadanos y extranjeros.
Baradar es ahora el presidente de facto del recién declarado Emirato Islámico de Afganistán.