Mediante un único implante, científicos israelíes han corregido los niveles de azúcar en sangre de ratones diabéticos durante meses, y afirman que el procedimiento podría desarrollarse para los humanos.
Los investigadores cultivaron tejido sano en un laboratorio y lo trasplantaron a ocho ratones con diabetes de tipo 2. Este tejido actúa como un canal de entrada de la glucosa en el cuerpo. Este tejido actúa como canal de entrada de la glucosa en el organismo, y los niveles de glucosa en sangre descendieron en todos los ratones una media del 26 %. Los niveles se mantuvieron en el rango normal durante los cuatro meses que duró el estudio, mientras que en los grupos de control no se produjo ningún descenso de los niveles de azúcar en sangre.
“Esto podría dar, en el futuro, a los pacientes humanos con diabetes de tipo 2 la posibilidad de someterse a un implante y pasar unos meses sin tomar ningún medicamento”, dijo Rita Beckerman, que dirigió la investigación con la profesora Shulamit Levenberg.
El estudio, realizado en el Instituto Tecnológico Technion-Israel, acaba de ser revisado por expertos y publicado en la revista Science Advances.
Beckerman aisló células madre musculares de los ratones tratados y las modificó genéticamente para que expresaran una cantidad muy elevada de “transportadores” GLUT4 en el organismo.
Las moléculas GLUT4 se encargan de llevar la glucosa regulada por la insulina a los músculos, especialmente al músculo esquelético, que es el encargado de canalizar la mayor parte de la glucosa hacia la sangre.

“Estas células GLUT4 se cultivaron para formar un tejido muscular de ingeniería, y trasplantamos el tejido en el músculo abdominal de los ratones diabéticos”, dijo Beckerman.
Las células modificadas absorbieron el azúcar correctamente, mejorando los niveles de azúcar en sangre, y también indujeron una mejor absorción en las demás células musculares de los ratones. Tras este único tratamiento, la diabetes de los ratones se revirtió. Sus niveles de azúcar en sangre siguieron siendo más bajos y se redujeron los niveles de hígado graso que suelen aparecer en la diabetes de tipo 2.
Beckerman dijo: “Es un enfoque tan novedoso que realmente no sabíamos qué esperar, pero estamos muy contentos con el resultado”.