Rusia espera impulsar una propuesta de arquitectura de seguridad multilateral en el Golfo, con la aprobación tácita de la administración Biden.
Por el momento, Vitaly Naumkin, un destacado académico ruso, asesor académico de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Justicia, y director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de Ciencias, está tanteando el terreno, según Newsweek, que informó por primera vez de la iniciativa.
La semana pasada, invitó a ex funcionarios, académicos y periodistas de las naciones enemistadas de Oriente Medio a una reunión a puerta cerrada en Moscú para discutir las múltiples disputas y conflictos de la región, y las formas de evitar que se salgan de control.
Naumkin, a quien se considera cercano al presidente ruso Vladimir Putin, es coautor de un plan presentado por primera vez en 2004. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó una versión perfeccionada en 2019.
Rusia parece haber programado la reactivación en el momento en que los rebeldes hutíes parecen estar ganando la partida a Arabia Saudita en la devastadora guerra que sufre Yemen desde hace siete años.
Los rebeldes respaldados por Irán parecen estar más cerca de capturar la provincia de Marib, rica en petróleo y gas, tras dos años de algunos de los combates más sangrientos de la guerra. La conquista allanaría el camino para que los hutíes se hicieran con la vecina Shabwa, otra región rica en energía. Esto pondría a los rebeldes en control de todo el norte de Yemen.
“La batalla por Marib podría ser una última posición para la posibilidad de un Yemen unificado”, dijo el escritor yemení y activista de derechos humanos Nabil Hetari.
Un Yemen del Norte autoproclamado independiente se asemejaría potencialmente a un Afganistán asentado en uno de los puntos críticos del mundo para el flujo de petróleo y gas. Yemen del Norte estaría gobernado por un grupo islamista nacionalista que preside una de las peores crisis humanitarias del mundo.
La iniciativa rusa también parece orientada a aprovechar los esfuerzos de los rivales de Oriente Medio, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Turquía e Irán, para reducir las tensiones regionales.
Rusia parece estar aprovechando lo que algunos califican de pausa y otros de estancamiento de las conversaciones entre Arabia Saudita e Irán con la mediación de Irak. Los funcionarios iraquíes insistieron en que las conversaciones están en suspenso hasta que se forme un nuevo gobierno iraquí tras las elecciones de octubre.
Naumkin sugirió que la iniciativa rusa ofrece una oportunidad para forjar Oriente Medio como una región de cooperación, además de competencia con Estados Unidos, en contraste con el sureste de Europa y Ucrania, donde la tensión entre Estados Unidos y Rusia va en aumento.
En Oriente Medio, Rusia y Estados Unidos “tienen una amenaza común, la amenaza de guerra. Ni a Estados Unidos ni a Rusia les interesa que haya una guerra”, dijo Naumkin a Newsweek.
Un portavoz del Departamento de Estado no descartó la cooperación. “Seguimos preparados para cooperar con Rusia en áreas en las que las dos partes tienen intereses comunes, al tiempo que nos oponemos a las políticas rusas que van en contra de los intereses de Estados Unidos”, dijo el portavoz.
La propuesta rusa aboga por integrar el paraguas de defensa estadounidense en el Golfo en una estructura de seguridad colectiva que incluiría a Rusia, China, Europa e India junto a Estados Unidos. La estructura incluiría, no excluiría a Irán, y tendría que extenderse a Israel y Turquía.
Inspirada en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la propuesta sugiere que la nueva arquitectura se lanzaría en una conferencia internacional sobre seguridad y cooperación en el Golfo.
Rusia considera que la arquitectura permitiría crear una “coalición antiterrorista (de) todas las partes interesadas” que sería el motor para resolver los conflictos en la región y promover las garantías de seguridad mutuas.
El plan implicaría además la eliminación del “despliegue permanente de tropas de Estados extrarregionales en los territorios de los Estados del Golfo”, en referencia a las fuerzas y bases estadounidenses, británicas y francesas en varios Estados del Golfo y en otros lugares de Oriente Medio.
Pide un sistema de seguridad “universal y global” que tenga en cuenta “los intereses de todas las partes regionales y de otras partes implicadas, en todas las esferas de la seguridad, incluidas sus dimensiones militar, económica y energética”.
En la lectura de Naumkin, los rivales de Oriente Medio “están hartos de lo que está pasando” y “temen una posible guerra”. Las negociaciones son la única opción que les queda.
Eso parece haber impulsado a hombres como el príncipe heredero de los EAU, Mohammed bin Zayed, su homólogo saudí, Mohammed bin Salman, el emir qatarí, Tamim bin Hamad Al Thani, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el líder iraní, Ebrahim Raisi, a tender la mano unos a otros en una reciente ráfaga de actividad.
Sin embargo, “se trata de conversaciones entre autócratas deseosos de proteger su propio control del poder e impulsar sus economías: no es la paz en nuestro tiempo, sólo dentro de nuestras fronteras”, advirtió The Economist.