Desde el Despacho Oval, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, abordó la situación crítica en Gaza y Ucrania en un discurso, proclamando: “Nos enfrentamos a un punto de inflexión en la historia, uno de esos momentos en los que las decisiones que tomemos hoy van a determinar el futuro de las próximas décadas”.
Biden, reflejando sobre su visita reciente a Israel, enfatizó las conversaciones que mantuvo con líderes israelíes y los encuentros con las familias de aquellos tomados como rehenes en Gaza. El presidente expresó con determinación: “Como presidente, para mí no hay mayor prioridad que la seguridad de los estadounidenses retenidos como rehenes”.
En un tono de solidaridad, Biden recordó: “El pueblo judío sabe quizás mejor que nadie, que no hay límite para la depravación de la gente que quiere infligir dolor a otros en Israel”.
Además, reafirmó su compromiso con la paz en la región después de dialogar con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. “EE. UU. sigue comprometido con el derecho del pueblo palestino a la dignidad y a la autodeterminación”, continuó, asegurando que la violencia impulsada por Hamás no anula ese derecho fundamental.
Profundamente afectado por el sufrimiento en la región, Biden dijo: “Tengo el corazón roto por la trágica pérdida de vidas palestinas, incluida la explosión en el hospital de Gaza, que no fue obra de los israelíes”, eliminando cualquier implicación de las Fuerzas de Defensa de Israel, contrariamente a las acusaciones realizadas por Hamás.
Luego, estableció un paralelismo grave entre las crisis en Gaza y Ucrania, destacando la amenaza compartida a la democracia. “Hamás y Putin representan hilos diferentes. Pero tienen esto en común: ambos quieren aniquilar por completo la democracia vecina”, comparó, subrayando la gravedad de ambos desafíos y el compromiso constante de su administración con la protección de los valores democráticos frente a tales ataques.