La administración del presidente Donald Trump anunció la revocación de la capacidad de la Universidad de Harvard para admitir estudiantes internacionales, intensificando la guerra con esta prestigiosa institución de la Ivy League. La medida, comunicada el jueves, marca un nuevo capítulo en la disputa entre el gobierno y la universidad.
En una carta dirigida al presidente de Harvard, Alan M. Garber, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, informó que la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS) de la universidad quedó anulada con efecto inmediato. Este sistema regula la entrada y permanencia de estudiantes extranjeros en Estados Unidos, y su revocación impide a Harvard aceptar nuevos alumnos internacionales con visas F o J para el año académico 2025-2026.
La decisión afecta a miles de estudiantes, ya que Harvard cuenta con aproximadamente 6,800 alumnos internacionales, quienes representan el 27% de su matrícula total. Noem acusó a la universidad de fomentar un ambiente de violencia, antisemitismo y vínculos con el Partido Comunista Chino, además de no cumplir con los requisitos de información exigidos por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). La secretaria afirmó que la institución tuvo oportunidades suficientes para rectificar su conducta, pero no lo hizo.
Harvard calificó la acción como ilegal y retaliatoria, asegurando que perjudica gravemente a su comunidad y al país, además de socavar su misión académica y de investigación. Un portavoz de la universidad reafirmó su compromiso de apoyar a sus estudiantes internacionales y anunció que trabaja en proporcionarles orientación. La institución no ha presentado una demanda contra la administración Trump, aunque fuentes cercanas anticipan un desafío legal.
La controversia se originó semanas atrás, cuando el DHS exigió a Harvard entregar registros disciplinarios de estudiantes internacionales, incluyendo datos sobre su participación en protestas. La universidad proporcionó información parcial el 30 de abril, pero Noem la consideró insuficiente. La secretaria dio a Harvard 72 horas para entregar documentos adicionales, como registros de protestas de los últimos cinco años, bajo la amenaza de no restaurar su certificación SEVIS.
El impacto de esta medida pone en riesgo el estatus migratorio de los estudiantes internacionales actuales, quienes deben transferirse a otras instituciones, cambiar su estatus migratorio o abandonar el país, según las normativas de Inmigración y Control de Aduanas. La comunidad universitaria expresó consternación, y estudiantes como Leo Gerdén, de Suecia, describieron la situación como devastadora, instando a Harvard a resistir la decisión con firmeza.