La Casa Blanca confirmó el sábado que Estados Unidos entregó una nueva propuesta a Irán para un acuerdo nuclear, la cual Teherán reconoció haber recibido.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, afirmó que Steve Witkoff, enviado especial del presidente Donald Trump, transmitió una “propuesta detallada y aceptable” al régimen iraní. “Les conviene aceptarla”, aseguró Leavitt en un comunicado, donde también destacó que Trump mantiene una postura firme: “Irán nunca podrá obtener una bomba nuclear”. La funcionaria evitó revelar detalles específicos del documento.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, informó que el ministro de Exteriores de Omán, durante una breve visita a Teherán, presentó elementos de la iniciativa estadounidense. En una publicación en la red social X, Araghchi señaló que Irán responderá a la propuesta “en línea con los principios, los intereses nacionales y los derechos del pueblo iraní”.
Este avance precede a una sexta ronda de negociaciones entre Washington y Teherán, destinadas a resolver el prolongado conflicto sobre el programa nuclear iraní. Aunque la fecha y el lugar de las próximas conversaciones aún no se confirman, fuentes citadas por CNN la semana pasada indicaron que un acuerdo interino y amplio podría concretarse en la siguiente reunión, con la posibilidad de establecer bases para futuras discusiones y definir pasos específicos para su implementación.
El viernes, Trump expresó optimismo al declarar que un acuerdo con Irán podría alcanzarse en un “futuro no muy lejano”. Días antes, el presidente reveló a periodistas que había instado al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a abstenerse de acciones que pudieran sabotear las negociaciones nucleares, en aparente referencia a posibles ataques de Israel contra instalaciones nucleares iraníes. Sin embargo, Trump también ha reiterado amenazas de bombardear dichas instalaciones si la vía diplomática fracasa.
Un punto central de discordia en las conversaciones es la exigencia estadounidense de que Irán desmantele sus instalaciones de enriquecimiento de uranio, una condición que Teherán rechaza categóricamente. Desde febrero, Trump ha reactivado una estrategia de “máxima presión” contra Irán, tras haber abandonado en 2018, durante su primer mandato, el acuerdo nuclear de 2015 firmado entre Irán y seis potencias mundiales. En ese entonces, Estados Unidos reimpuso sanciones económicas severas al país persa.
Desde la salida de Estados Unidos del pacto, Irán ha superado repetidamente los límites establecidos en el acuerdo de 2015, diseñado para impedir el desarrollo de armas nucleares. Teherán insiste en que no busca fabricar una bomba atómica, pero ha enriquecido uranio a niveles que carecen de aplicaciones civiles. Además, sus líderes han amenazado en múltiples ocasiones con atacar ciudades importantes de Israel.
Un reciente informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), solicitado por su Junta de Gobernadores en noviembre, reveló que Irán realizó actividades nucleares secretas con material no declarado en tres sitios. Este documento, descrito como “exhaustivo”, podría impulsar a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania a presionar para que la junta declare a Irán en incumplimiento de sus compromisos de no proliferación.
Una resolución en este sentido podría generar una fuerte reacción de Irán y complicar aún más las negociaciones con Washington, en un momento crítico para la diplomacia nuclear.