Cuando se habla de la diversidad social de Israel, la atención suele centrarse en su mayoría judía. Sin embargo, uno de los pilares más firmes del mosaico israelí es la comunidad drusa, una pequeña y reservada rama del islam cuya lealtad al Estado se ha convertido en un modelo de ciudadanía compartida.
Aproximadamente 140,000 drusos residen en Israel, principalmente en aldeas del norte del país, en la región de Galilea y en el monte Carmelo. A diferencia de otros ciudadanos árabes, los hombres drusos están sujetos al servicio militar obligatorio en las Fuerzas de Defensa de Israel y, con frecuencia, se ofrecen como voluntarios para funciones de combate. Muchos sirven en unidades de élite, en seguridad fronteriza, y ascienden a los rangos más altos del ejército y la policía. Para gran parte de esta comunidad, proteger a Israel no representa únicamente una obligación cívica, sino una parte esencial de su identidad como ciudadanos israelíes.