El gobierno sirio ordenó la creación de un comité encargado de investigar los enfrentamientos ocurridos en julio en la provincia de Sweida, donde murieron cientos de personas. El decreto, fechado el 31 de julio y firmado por el ministro de Justicia, Muzher al-Wais, designó a siete miembros, entre ellos jueces, abogados y un oficial militar, para esclarecer las circunstancias de los hechos e informar en un plazo de tres meses.
El grupo deberá indagar los ataques y abusos cometidos contra civiles, así como identificar a los responsables para remitirlos al poder judicial. Las tensiones en Sweida se iniciaron el 13 de julio, tras el secuestro de un comerciante druso por parte de una pandilla beduina. Este hecho provocó enfrentamientos entre facciones drusas y combatientes tribales. El gobierno envió tropas para contener la situación, pero la guerra se aumentó y provocó una intervención militar de Israel en apoyo a los drusos.
Desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre, Israel ha mantenido presencia militar en Siria. Tras ocupar la zona desmilitarizada, sus fuerzas destruyeron gran parte de la infraestructura militar del anterior gobierno mediante bombardeos dirigidos. En ese contexto, los drusos, una comunidad islámica minoritaria con presencia en Siria, Líbano e Israel, quedaron expuestos en medio de la guerra con las tribus sunitas locales.
La provincia de Sweida, mayoritariamente drusa, también alberga comunidades tribales sunitas. Las tensiones entre ambas poblaciones se han originado por disputas territoriales y por el control de recursos. Una tregua facilitada por Estados Unidos permitió detener los enfrentamientos, que se habían extendido durante casi una semana en la ciudad de Sweida y zonas aledañas.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización con sede en el Reino Unido, reportó más de 1.000 muertos durante los combates. La Organización de las Naciones Unidas estimó que unas 175.000 personas resultaron desplazadas. Las cifras no han sido verificadas de forma independiente y han sido objeto de cuestionamientos.
En otro episodio de violencia, registrado en marzo, cientos de civiles alauitas murieron tras un ataque contra fuerzas recién integradas al nuevo gobierno. La ofensiva fue ejecutada por milicias aún vinculadas al régimen anterior. En respuesta, las autoridades desplegaron tropas en las regiones costeras del país para recuperar el control del área.
Assad, perteneciente a la minoría alauita, reprimió en 2011 las protestas surgidas en la mayoría sunita del país, lo que originó una guerra prolongada de casi 14 años. Los gobiernos occidentales han solicitado que la nueva administración, integrada por un grupo islamista sunita con antecedentes en movimientos yihadistas, lleve a cabo una transición política ordenada bajo parámetros democráticos.
Tras los asesinatos ocurridos en marzo, un comité de investigación remitió al poder judicial a 298 personas acusadas de haber cometido abusos contra la población alauita. En sus conclusiones, el grupo no halló pruebas de que oficiales superiores hubieran emitido órdenes directas para cometer las violaciones. No obstante, atribuyó a 265 personas la participación en el ataque inicial contra las tropas del nuevo gobierno.