“La mayoría de los antisemitas”, afirmó el profesor David Hirsch, sociólogo y fundador del movimiento contra el boicot académico a Israel, “no consideran que lo sean”. En la campaña de difamación que acusa a Israel de provocar hambruna participan ahora también líderes de países y organizaciones que han suscrito la nueva definición operativa de antisemitismo, la cual aborda de manera detallada la posibilidad de que ciertas formas de referirse a Israel sean consideradas antisemitas. La “hambruna”, presentada como tal, no implica únicamente que haya escasez de alimentos en un lugar determinado, sino que alguien la organiza deliberadamente. Esta campaña representa una oportunidad para volver a debatir sobre el antisemitismo que subyace en la raíz de estas acusaciones.
Hace aproximadamente una década, la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) publicó una nueva definición operativa de antisemitismo, que generó intensos debates. No sorprende que muchas organizaciones antiisraelíes, que durante años han liderado campañas contra Israel, se opusieran enérgicamente a esta definición, adoptada por 35 países y centenares de instituciones y organizaciones, como parlamentos, clubes deportivos y corporaciones, que la aceptaron como marco de referencia, aunque se subrayó que no tiene carácter legal vinculante.