Suiza enfrenta la posibilidad de reducir su ambiciosa adquisición de cazas Lockheed Martin F-35A Lightning II, planeada desde hace tiempo, debido a incrementos inesperados en los costos que han frustrado meses de negociaciones con Estados Unidos. Aunque Berna reafirma su compromiso de incorporar este avión furtivo a su arsenal, el gobierno ha encomendado al ministerio de Defensa reevaluar el programa y presentar alternativas, incluida la opción de disminuir el número de aeronaves, antes de noviembre.
la guerra radica en el acuerdo suscrito en 2022 para adquirir 36 cazas F-35A mediante el programa estadounidense de Ventas Militares al Extranjero (FMS), un contrato que las autoridades suizas han calificado de “precio fijo” por 6.035 millones de francos suizos (aproximadamente $6.250 millones al momento del acuerdo). Sin embargo, las autoridades estadounidenses sostienen que el contrato permite ajustes de precio vinculados a los costos de producción y han solicitado fondos adicionales para cubrir lo que describen como aumentos significativos en los precios de materias primas y energía.
Según estimaciones del gobierno suizo, el costo final podría incrementarse entre 650 y 1.300 millones de francos (750 a $1.600 millones), aunque reconocen que determinar la cifra exacta resulta complicado en esta etapa. Las presiones inflacionarias se agravan por la imposición de un arancel del 39 % sobre ciertas exportaciones estadounidenses a Suiza, si bien las autoridades resaltan que la controversia sobre el precio del F-35 no está directamente relacionada con dicho arancel.
Negociaciones en punto muerto
La cuestión del costo ha sido objeto de intensas discusiones durante el verano entre el Departamento de Defensa, Protección Civil y Deportes de Suiza (DDPS) y funcionarios estadounidenses, incluido un intercambio directo entre el ministro de Defensa, Martin Pfister, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth. A pesar de estos esfuerzos, Washington se mantiene firme en que el precio de cada lote de producción se determinará según los términos negociados entre el gobierno estadounidense y Lockheed Martin, en lugar de fijarse para la totalidad del pedido suizo.
“El gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a ceder en su postura”, reconoció el gobierno suizo en un comunicado, añadiendo que Berna debe aceptar esta nueva realidad contractual.
Como parte del proceso de reevaluación, un grupo de trabajo del DDPS, liderado por el mayor general Christian Oppliger, futuro comandante de la Fuerza Aérea Suiza, examinará si los requisitos de defensa antiaérea establecidos durante el proceso de selección de cazas siguen siendo válidos ante las cambiantes condiciones financieras y de seguridad. Esta revisión también contemplará acuerdos de compensación con Lockheed Martin para mitigar los costos adicionales.
Reducción del pedido como opción
Entre las medidas consideradas, destaca la posibilidad de disminuir el número de aeronaves encargadas. Pfister, en declaraciones a la prensa, confirmó que adquirir menos F-35A es una alternativa viable, aunque subrayó que las ventajas operativas de este avión frente a otras opciones siguen siendo convincentes. Advirtió que cambiar a otro tipo de caza en esta etapa probablemente generaría mayores costos y retrasos.
Cancelar el contrato por completo se considera una opción mucho más drástica y arriesgada. El DDPS ha alertado que abandonar el programa dejaría a Suiza sin medios creíbles para defender su espacio aéreo después de 2032, cuando está previsto que los McDonnell Douglas (ahora Boeing) F/A-18C/D Hornet, adquiridos en la década de 1990, sean retirados. La flota aún más antigua de Northrop F-5 Tiger tiene programada su retirada para finales de 2027.
Disputa legal sobre el “precio fijo”
Para reforzar su posición, el gobierno suizo ha hecho públicas opiniones legales de un bufete suizo y otro estadounidense, los cuales interpretan el contrato FMS como un compromiso de precio fijo para los cazas. El despacho Homburger, con sede en Zúrich, argumenta que el gobierno estadounidense adquiere las aeronaves a un precio fijo y las revende a Suiza en los mismos términos. Por su parte, el bufete Arnold & Porter, con sede en Washington, señala cláusulas contractuales que describen el precio del F-35A como “fijo y firme”.
A pesar de estos argumentos, los funcionarios estadounidenses parecen inamovibles. Bajo el proceso FMS, los precios suelen basarse en el costo de los lotes de producción en los que se construyen las aeronaves del comprador extranjero, lo que hace que un precio fijo a lo largo de varios años sea poco común. Lockheed Martin, por su parte, ha declinado comentar directamente sobre la disputa, señalando que las transacciones FMS son asuntos entre gobiernos.
Escrutinio político y público
La adquisición ha sido objeto de controversia política desde su inicio. En septiembre de 2020, un referéndum para autorizar el financiamiento de nuevos cazas fue aprobado por un margen mínimo del 50,1 %. La selección del F-35A en 2021, por encima del Dassault Rafale, el Eurofighter Typhoon y el Boeing F/A-18E/F Super Hornet, desató nuevas críticas, aunque un intento de bloquear el acuerdo mediante otro referéndum fracasó al no reunir suficientes firmas.
El aumento de costos ha proporcionado nuevos argumentos a los detractores. Varios legisladores de izquierda han exigido cancelar el programa, argumentando que los fondos podrían destinarse a otras prioridades de defensa o civiles. Los defensores, en cambio, destacan las capacidades avanzadas del F-35, especialmente su tecnología furtiva, la fusión de sensores y sus características de guerra centrada en redes, que ofrecen un valor inigualable y garantizan interoperabilidad con otros operadores europeos del mismo modelo.
La controversia coincide con protestas públicas contra los aranceles del 39 % impuestos recientemente a las exportaciones suizas hacia Estados Unidos. Los manifestantes consideran estas tarifas injustas y perjudiciales para la industria suiza, mientras que algunas voces políticas han intentado vincular la disputa arancelaria con la adquisición de los cazas para presionar a Berna a reconsiderar la compra. Aunque el gobierno insiste en que ambos asuntos son independientes, la combinación de la escalada de costos y las tensiones comerciales ha aumentado la vulnerabilidad política del programa.
Tendencias en el mercado del F-35
La disputa suiza se enmarca en un panorama internacional complejo para el programa F-35. Mientras países como Dinamarca buscan expandir sus flotas, otros, como España, han descartado adquirir este caza, y Canadá reconsideró previamente sus planes antes de avanzar. En total, el F-35 cuenta con 20 clientes en todo el mundo.
Suiza tenía programada la entrega de su primer F-35A para 2027, con el resto llegando hasta 2030. La continuidad de este cronograma, así como el tamaño del pedido, dependerá de los resultados de la revisión del DDPS este otoño.
Por ahora, el gobierno suizo sostiene que incorporar el F-35 sigue siendo la mejor manera de garantizar la seguridad del espacio aéreo nacional hasta bien entrada la década de 2030. Sin embargo, la discrepancia entre el precio que Berna creía haber asegurado y el costo que Washington insiste en cobrar ha transformado una adquisición que parecía resuelta en uno de los debates sobre compras de cazas más seguidos en Europa.