La final del Festival de Eurovisión se celebrará este sábado en Malmö, Suecia, evento empañado protestas anticipadas de grupos antiisraelíes por la presencia de Eden Golan, representante de Israel, en un contexto de conflicto con Hamás en Gaza.
Israel, junto a Croacia y Suiza, figura entre los principales candidatos de las casas de apuestas para ganar este certamen que atrae la atención de más de cien millones de espectadores y que busca sucesor para Suecia.
Se anticipa que hasta 20,000 personas protesten en Malmö, una ciudad de más de 360,000 habitantes de 186 diferentes nacionalidades, muchas de ellas del Medio Oriente. Además, se espera la llegada de hasta 100,000 aficionados de 90 países, en conmemoración del 50 aniversario del triunfo de ABBA con “Waterloo”.
La Unión Europea de Radiodifusión, encargada del evento, confirmó la participación de Eden Golan en marzo, a pesar de los pedidos de exclusión de miles de músicos globales. Recientemente, nueve competidores, siete de ellos finalistas, han solicitado un alto al fuego permanente en Gaza. Durante un ensayo el viernes por la noche, se escucharon abucheos notables cuando Golan tomó el escenario.
קריאות הבוז לעדן גולן נשמעות היטב באולם במאלמו במהלך חזרת השופטים. אבל כפי שיעיד חצי הגמר, זה לאו דווקא אומר משהו על התוצאה pic.twitter.com/RdCN8zhK8s
— הקופסה 🎗 (@Hakufsah) May 10, 2024
La guerra actual comenzó con un ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, que dejó aproximadamente 1,200 muertos, mayormente civiles, y 252 personas secuestradas, de las cuales Israel calcula que 128 aún podrían estar en Gaza. En respuesta, Israel inició una ofensiva en Gaza con el objetivo de desmantelar a Hamás y rescatar a los secuestrados.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, más de 34,000 personas han perdido la vida en el enclave desde el inicio de la guerra, aunque estas cifras, que no distinguen entre civiles y combatientes, no han sido verificadas.
Eurovisión 2023: Polémica y color en la Noche de Malmö
La canción que Eden Golan interpreta en Eurovisión, originalmente titulada “October Rain”, sufrió modificaciones tras ser considerada demasiado política por los organizadores debido a sus referencias al conflicto con Hamás. A pesar de estas controversias, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) mantiene su postura de no involucrarse en política, aunque esta neutralidad ha sido cuestionada.
El cuestionamiento se intensificó cuando el cantante sueco Eric Saade, durante la inauguración del concurso, lució una keffiyeh en su brazo. Este acto fue seguido por una interrupción de la emisión de la segunda semifinal por parte de sindicatos de la emisora belga VRT, quienes transmitieron un mensaje en apoyo a los palestinos, denunciando las violaciones de derechos humanos por parte de Israel, y usando los hashtags #CeasefireNow y #StopGenocide.
En contraste, dentro del Malmö Arena, el ambiente es completamente diferente. Los organizadores han prohibido todas las banderas, excepto las de los países participantes, creando un entorno lleno de luces de neón, trajes brillantes y melodías alegres.
Este enfoque en la celebración y la diversidad marca un tono distinto al del año pasado en Liverpool, donde, según la antropóloga Lisanne Wilken, especialista en Eurovisión, el evento se convirtió en una fiesta en desafío a Vladimir Putin tras la victoria de Ucrania.
Este año, sin embargo, presenta desafíos adicionales para Suecia en términos de cómo manejar y posicionar el evento en medio de la complejidad política actual.
Seguridad reforzada en Eurovisión 2023 frente a protestas
Para entrar al Malmö Arena, los aproximadamente 9,000 espectadores deben atravesar un riguroso sistema de seguridad, especialmente implementado para disuadir a los manifestantes de aproximarse. Aunque la policía ha afirmado que no existen amenazas directas contra la competencia, se ha incrementado la presencia de seguridad con refuerzos provenientes de Noruega y Dinamarca.
Durante toda la competencia, Eden Golan ha contado con una notable escolta de seguridad, y ha optado por no participar en casi ninguna actividad en Malmö, excepto en los eventos en vivo y los ensayos generales, debido a las numerosas amenazas relacionadas con su participación. Sally Sadler, una entusiasta británica de la música, comentó que las protestas han mermado un poco el espíritu de Eurovisión, aunque subrayó que “todo se trata de unidad y música. Estamos todos aquí juntos, todas las naciones, por amor, no por odio”.
Este año, Eurovisión ha sido una vitrina de géneros musicales variados, con muchos artistas jóvenes abordando temas como la salud mental y las luchas con la identidad, según explicó Andreas Onnerfors, profesor de historia de las ideas y experto en Eurovisión. También destacó la presencia de temas religiosos y espirituales, además de la típica variedad de canciones de amor, que van desde la decepción hasta el enamoramiento inocente.
A pesar de que los temas políticos han sido mayormente evitados en el escenario, la política ha estado más presente de lo que los organizadores hubieran deseado. En la conferencia de prensa tras la segunda semifinal, el artista holandés Joost Klein se cubrió repetidamente el rostro con una bandera de los Países Bajos, en una aparente muestra de desacuerdo por ser colocado junto a Golan.
Klein no asistió al ensayo general del viernes mientras la UER investiga “un incidente” relacionado con él, que la emisora estatal SVT sugiere fue una confrontación con un empleado de Eurovisión.
En una nota más ligera, aunque la cantante griega Marina Satti pareció fingir dormirse durante una intervención de Golan en una conferencia de prensa, el ex competidor finlandés Käärijä grabó un video alegre con Golan, aunque posteriormente se desmarcó del clip después de que se difundiera en línea.