En el titular de un artículo reciente en el que se detallan las actividades militares extranjeras en Siria, The Washington Post creó una falsa equivalencia entre los ataques defensivos de Israel y las campañas ofensivas de Rusia en el país devastado por la guerra.
Al titular el artículo “Aviones rusos e israelíes golpean Siria en ataques separados, matan al menos a 10”, la publicación dio a los lectores la impresión de que Rusia e Israel atacaron objetivos similares en Siria, y que los resultados de ambos ataques tienen el mismo peso moral.
Sólo más tarde los lectores se enteran de que Israel atacó una instalación militar que provocó la muerte de tres soldados sirios, mientras que Rusia mató a siete no combatientes -entre ellos cuatro niños- al atacar un objetivo civil.
Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, gran parte del mundo occidental ha llegado a considerar la conducta de los militares rusos como “brutal” e “inhumana”.
Por lo tanto, al asociar a Israel con Rusia, The Washington Post parece crear la impresión infundada de que las FDI comparten similitudes con las Fuerzas Armadas rusas. Esto no sólo es erróneo, sino también engañoso.
En los párrafos cuarto y quinto de este artículo, la periodista Sarah Dadouch intenta contextualizar las incursiones militares de Israel en Siria, escribiendo que “los ataques, raramente reconocidos por Israel, suelen tener como objetivo instalaciones militares, depósitos de armas y otros lugares que están bajo el control de grupos alineados con Irán”.
Aunque Dadouch proporciona el contexto de las actividades de Israel en su frontera norte, no explica por qué Israel está tan preocupado por estos “grupos alineados con Irán” y el peligro que su presencia en Siria supone para el Estado judío.
El más notable de estos grupos terroristas es Hezbolá, la organización terrorista libanesa designada por Estados Unidos que libró una guerra de un mes de duración contra Israel en 2006 y que amenaza continuamente a los ciudadanos e intereses de Israel en la región.
Recientemente, el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, lanzó numerosas amenazas contra la extracción israelí de gas natural del Mar Mediterráneo frente a la costa de Haifa.
Efectivamente, Siria es utilizada por Irán como un pasaje a través del cual enviar municiones a Hezbolá.
Por lo tanto, es importante subrayar que Israel tiene como objetivo estos depósitos de armas e instalaciones militares no sólo por su conexión con Irán, sino porque suponen una amenaza directa para la seguridad de los nueve millones de ciudadanos del Estado judío.
Como una respetada organización de noticias que ejerce una enorme influencia, The Washington Post debería haber sido más prudente a la hora de decidir el titular de su reciente artículo sobre la intervención militar israelí y rusa en Siria.
Al mezclar los ataques israelíes y rusos, The Washington Post presenta una imagen distorsionada que considera que Israel y Rusia persiguen efectivamente los mismos objetivos y tácticas en Siria.
Esto no podría estar más lejos de la verdad: en la última incursión, Israel mató a tres soldados sirios como parte de su campaña en curso para atemperar la influencia iraní en la región y detener la transferencia de armamento a organizaciones terroristas como Hezbolá.
Rusia, por otro lado, mató a cuatro niños durante su ataque intencional a la infraestructura civil a instancias del líder dictador de Siria, Bashar al-Assad.
Cuando The Washington Post vincula ostensiblemente las actividades militares de Israel y Rusia en Siria, no sólo oculta la verdad sino que priva a sus lectores de noticias objetivas y fiables.