En los últimos años, varios tribunales han denegado a organizaciones sin ánimo de lucro, pueblos y otras entidades de España sus intentos de boicotear a Israel. El más alto tribunal del país ha determinado ahora que el llamamiento a boicotear a Israel es discriminatorio y, por tanto, ilegal, ya que viola los “derechos fundamentales” de las personas.
Además, el miércoles se promulgó en el parlamento español una ley que cortaría el apoyo público a los grupos que “promueven el antisemitismo”. La ley adopta la definición de antisemitismo utilizada por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, que incluye varios tipos de críticas a Israel como manifestaciones de antisemitismo.
El Tribunal Supremo de España emitió su decisión el 20 de septiembre y la hizo pública el martes. El caso se refería a un recurso presentado por la Asociación Interpueblos, una organización sin ánimo de lucro que apoya los derechos de los palestinos, contra una sentencia de un tribunal inferior en 2020 que consideraba discriminatoria una acción particular de boicot a Israel.
La organización española sin ánimo de lucro pro-israelí ACOM, que ha demandado a varias entidades por sesgo anti-israelí, celebró el veredicto como una gran victoria. El movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel floreció anteriormente en España. Muchas sentencias de tribunales españoles de menor rango habían frenado esta tendencia, pero esas decisiones eran específicas para cada caso y tenían una aplicación limitada, argumentó el grupo; la sentencia del 20 de septiembre, sin embargo, servirá como precedente legal relevante para todos los casos en adelante.
Los grupos pro-palestinos en España habían evitado anteriormente llevar sus casos al Tribunal Supremo por miedo a no tener éxito y sentar un mal precedente. Además, era un peligro para nosotros, pero gracias a los diligentes esfuerzos de nuestro equipo jurídico, pudimos transformar esa amenaza en una oportunidad única, explicó un representante de ACOM en un correo electrónico a JTA.
Una norma similar a esta se adoptó en Francia en 2003, después de que se intentara boicotear a Israel, lo que hacía ilegal dirigirse a determinados países por sus creencias políticas.