Israel es un “Estado malvado que debe ser destruido urgentemente”, afirmó el partido comunista radical de izquierdas sudafricano Economic Freedom Fighters (EFF) en una declaración publicada tras los enfrentamientos ocurridos durante el funeral de la periodista palestina Shireen Abu Akleh la semana pasada.
El EFF, tercer partido del parlamento sudafricano, es una facción panafricanista que “se inspira en la amplia tradición marxista-leninista”, según su constitución. El partido y su líder, Julius Malema, han sido criticados por fomentar sentimientos racistas contra los blancos y los indios, y el propio Malema fue condenado en dos ocasiones por incitación al odio.
En el comunicado, el EFF afirma que condena al “sádico, cruel y genocida Estado del apartheid israelí” por las acciones de la policía de Israel contra los alborotadores palestinos en el funeral del reportero de Al Jazeera.
Según la facción de izquierda radical, Israel es un “régimen enfermo, fascista e inhumano cuyas acciones eclipsan las de un Estado de apartheid”.
El EFF también pidió al gobierno sudafricano y al presidente Cyril Ramaphosa que expulsen al embajador israelí del país, diciendo que la paciencia del mundo ha llevado a los “maníacos sionistas a creer que son intocables”.
El partido también lamentó la falta de sanciones impuestas a Israel que “tan fácilmente se imponen” a los estados socialistas.
El EFF apoya públicamente la invasión rusa de Ucrania, diciendo en una declaración publicada esta semana que “elogia el programa antiimperialista de Rusia contra la alianza de guerra de la OTAN”.
La EFFA y Malema han causado gran controversia en el pasado por comentarios que fueron percibidos como fascistas y que incitan al racismo. En un mitin político de 2016, Malema dijo que el EFF “no llama a la matanza de los blancos… al menos por ahora”.
En otro mitin político de 2018, Malema pidió a sus seguidores que “fueran a por un hombre blanco… estamos cortando el cuello de la blancura”.
Malema también ha elogiado al ex autócrata libio Muammar Gaddafi, prometiendo implementar algunas de las políticas de Gaddafi en Sudáfrica.