La Comisión de Investigación sobre Israel del Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha publicado su tercer informe, en el cual acusa a Israel de restringir y hostigar a los actores de la sociedad civil.
El informe de 22 páginas señala supuestos ataques y crímenes de guerra cometidos por Israel, relacionándolos directamente con la perpetuación de la “ocupación” y la violación de los derechos del «pueblo palestino».
Israel rechaza el informe
Israel ha denunciado el informe como una “narrativa prejuiciada” y ha cuestionado la imparcialidad de la Comisión y sus comisarios. La Misión israelí ante la ONU en Ginebra ha afirmado que el informe se basa en supuestas audiencias públicas que podrían describirse mejor como juicios sesgados.
Además, ha señalado que la Comisión ha utilizado tropos antisemitas, ha negado el derecho de Israel a existir como miembro de las Naciones Unidas y ha respaldado el movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS). Según la Misión israelí, estas acciones demuestran que la Comisión tiene un claro sesgo político y busca promover prejuicios preexistentes contra Israel.
Controversias en torno al informe
El informe de la Comisión también hace referencia a la definición de trabajo de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), la cual es considerada altamente controvertida y problemática. A pesar de que esta definición ha sido adoptada por 40 países y ha sido respaldada por Estados Unidos, el informe la cuestiona pasivamente.
Asimismo, el informe defiende la legitimidad de los boicots a Israel y critica los esfuerzos por etiquetar al movimiento BDS como antisemita. Según el informe, en varios países se han promulgado leyes y políticas que buscan criminalizar ciertas formas de protesta legítima, como los boicots, lo cual limita la libertad de expresión y los esfuerzos por defender los derechos de los palestinos.
Aunque el informe reconoce que tanto Israel como la Autoridad Palestina y Hamás son responsables de violaciones contra los actores de la sociedad civil, se centra de manera abrumadora en las acciones de Israel. Aunque se menciona la tortura generalizada por parte de los funcionarios de seguridad en Gaza, no se hace referencia directa a su pertenencia al grupo terrorista Hamás. Además, el informe critica la aplicación “ilegal” por parte de Israel de las leyes antiterroristas, incluyendo la designación de siete ONG palestinas por sus presuntos vínculos con el grupo terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).
Llamados a disolver la comisión
La Comisión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre el “Territorio Palestino Ocupado”, incluida el este de Jerusalen, y en Israel ha sido objeto de acusaciones recurrentes de antisemitismo y parcialidad contra Israel desde su creación en 2021 mediante una resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En respuesta a estas acusaciones, un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses ha solicitado la disolución de la comisión, argumentando que es una investigación abierta y sesgada que omite el papel de grupos terroristas como Hamás y la Yihad Islámica Palestina. Según estos legisladores, la comisión ha sido utilizada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para atacar a Israel.