MK Ariel Kallner del Likud lanzó un nuevo grupo de presión de la Knesset encargado de luchar contra el antisemitismo y la deslegitimación de Israel, y discutió su importancia con Arutz-7.
Kallner señala que el grupo se está estableciendo, “con énfasis en el tema de la subversión política y la intervención de países extranjeros y su ayuda a organizaciones que deslegitiman a Israel”.
Se espera que el nuevo lobby se centre en los grupos de extrema izquierda que, según él: “recibieron casi 900 millones de NIS en la última década”. “Es una cifra disparatada”, señala Kallner. “Los países pueden actuar unos contra otros a través de la presión, la persuasión, los comités internacionales y las organizaciones internacionales, pero ¿cómo se explica la financiación de organizaciones civiles que promueven sus intereses desde dentro?”.
Kallner afirma que un número significativo de organizaciones de izquierda promovidas por Estados extranjeros están claramente “deslegitimando” a Israel. El MK coloca: Rompiendo el Silencio, B’Tselem y ONG similares “que imponen un doble rasero a Israel, y nos imponen exigencias que no tienen para nadie más -y menos para nuestros enemigos-” en un grupo de “claros antisemitas”.
“Una organización cuyo propósito es desacreditar a los soldados de las FDI y presentarlos como ‘nazis’, promover despreciables libelos de sangre y dobles raseros… estas cosas se ajustan a la definición internacional de antisemitismo. Toda la despiadada comparación de Israel con el apartheid [Sudáfrica] es antisemitismo por derecho propio”, señala Kallner.
Refiriéndose a los testimonios de soldados contra la “Ocupación” en el marco de la campaña Rompiendo el Silencio, Kallner afirma que calumniar a Israel y calificar nuestra política habitual de cometer “crímenes de guerra” y mutilar a civiles inocentes, es “antisemitismo por el antisemitismo”.
En cuanto a lo que supondrán las actividades del recién fundado lobby, dice que no acepta las actividades subversivas de países extranjeros dentro de Israel, y que, por tanto, hay que centrarse en ellas. “No debemos ser complacientes ante sus provocaciones. Tenemos que mantener nuestra soberanía”, afirma y promete actuar en el terreno diplomático y en otros ámbitos con el objetivo de frenar estos fenómenos.
“Nuestra atención no se centra en organizaciones concretas, sino en la injerencia de Estados extranjeros en el discurso interno del Estado de Israel, surgido del sufrimiento y la persecución”, concluye el MK.