Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha responsabilizado al “sionismo internacional” de las manifestaciones que han estallado en el país desde que se le acusó de manipular los resultados de las elecciones presidenciales.
En respuesta a las protestas que han surgido tras las elecciones del 28 de julio, el gobierno de Maduro ha reprimido a miles de manifestantes, arrestando a 2.000 personas y causando la muerte de 20. Aunque la autoridad electoral de Venezuela declaró que Maduro fue reelegido con el 51% de los votos, se ha negado a divulgar los recuentos a nivel distrital.
Por su parte, la oposición asegura que Edmundo González, oponente de Maduro, ganó con el 67% de los votos, cifra que coincide con encuestas de salida independientes y análisis realizados por The Washington Post y The Associated Press.
Estas elecciones disputadas han exacerbado la inestabilidad en un país que lleva 11 años bajo el gobierno socialista de Maduro. Durante este periodo, cerca de 8 millones de venezolanos han abandonado el país debido al colapso económico, agravado por las sanciones petroleras impuestas por Estados Unidos.
Maduro, quien asumió el poder en 2013 tras ser elegido por el muerto Hugo Chávez, ha atribuido esta semana el caos a la oposición, la cual, según él, está “apoyada” y “financiada” por el “sionismo internacional”. En un discurso televisado, afirmó que “todo el poder comunicacional del sionismo, que controla todas las redes sociales, los satélites y todo el poder, está detrás de este golpe de Estado”.
Desde 2009, Venezuela e Israel no mantienen relaciones formales, después de que Chávez las rompiera en respuesta a la guerra de Gaza de ese año. Maduro se encuentra entre un grupo de líderes latinoamericanos que critican severamente a Israel y apoyan firmemente a los palestinos.
Las declaraciones de Maduro fueron criticadas por Deborah Lipstadt, enviada especial de Estados Unidos para monitorear y combatir el antisemitismo, quien lo acusó de recurrir a tropos antisemitas sobre el control mundial por parte de los judíos. Lipstadt, a través de un tuit, calificó de “absurda” la afirmación de Maduro y la tildó de “inaceptable”. Además, agregó que “el pueblo venezolano ha salido a las calles para pedir pacíficamente que se cuenten sus votos” y rechazó “todas las formas de antisemitismo”, advirtiendo que tales tropos “avivan las llamas del odio a los judíos en América Latina y en todo el mundo”.
Actualmente, en Venezuela residen unos 6.000 judíos, una cifra significativamente menor en comparación con los 25.000 que había en la década de 1990. Muchos de ellos emigraron debido a las políticas económicas de Chávez y Maduro.
Las críticas internacionales hacia Maduro han aumentado tras sus afirmaciones de haber ganado las elecciones. Aunque ha recibido el respaldo de Rusia, China, Corea del Norte e Irán, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó que existen “pruebas abrumadoras” de que González fue el verdadero ganador y reconoció su victoria. De igual manera, la Unión Europea declaró que no reconoce los resultados proclamados por Maduro.
Los presidentes de Brasil, Colombia y México han solicitado a Maduro que permita una auditoría de la votación y han instado a las autoridades electorales a publicar datos detallados de los comicios.