Un destacado funcionario judío de Múnich acusa a la policía local de haber hecho un uso excesivo de la fuerza al detenerlo después de que se peleara con manifestantes radicales la semana pasada.
La protesta fue organizada por los llamados “Querdenker”, el equivalente alemán de los teóricos de la conspiración QAnon, que exigían la liberación de “presos políticos”.
La manifestación se celebró el pasado miércoles por la noche, que coincidió con el 84º aniversario de la Kristallnacht – “La noche de los cristales rotos”-, cuando turbas de alemanes y austriacos atacaron, saquearon y quemaron tiendas y hogares judíos, destruyeron 1.400 sinagogas, mataron a 92 judíos y enviaron a otros 30.000 a campos de concentración.
Marian Offman, un antiguo miembro del consejo de la ciudad que actualmente es el primer comisionado interreligioso de Múnich, dijo durante una entrevista el lunes que lo primero que vio cuando llegó a la protesta fue un cartel con la imagen del denunciante Julian Assange junto a una estrella de David.
“Había una clara exigencia de que no se utilizara ninguna estrella de David en esta manifestación”, dijo Offman, recordando que se dirigió a la policía, que accedió a confiscar el cartel.
Offman, de 74 años e hijo de supervivientes del Holocausto, dijo que preguntó a otra manifestante si creía que el aniversario de la Noche de los Cristales era la fecha adecuada para celebrar una manifestación de este tipo.
La mujer respondió que en esa misma fecha -el 8 de noviembre- también hubo un intento de asesinar a Adolf Hitler.
Efectivamente, hubo tal intento, pero el 9 de noviembre de 1938, un año y un día después de la Kristallnacht. El resistente Georg Elser había colocado una bomba en un restaurante de Múnich, donde Hitler y sus compañeros de partido celebraban una conferencia. Elser fue posteriormente asesinado en el campo de concentración de Dachau.
Cuando Offman le dijo a la manifestante que con gusto habría asesinado a Hitler, dijo que ella respondió preguntando: “¿Dónde está tu humanidad?”.
“La gente con tus antecedentes son vogelfrei”, citó que dijo, utilizando la palabra alemana para “forajidos”.
Offman afirmó que los manifestantes -que iban desde teóricos de la conspiración hasta varios neonazis– sabían quién era y que es judío.
Dijo que un manifestante, que luego identificó como un líder regional del partido de extrema derecha alemán AfD, le acusó de “segregar” a la gente según su estado de vacunación contra el COVID-19. El grupo Querdenker compara habitualmente el trato que reciben los no vacunados durante la pandemia con la persecución de los judíos durante el Tercer Reich.
“Al principio no entendí su comentario, pero utilizó el término ‘segregación’ en el sentido de que los nazis segregaban a los judíos a la entrada de Auschwitz. Esto es puro antisemitismo, y claramente una relativización del Holocausto”, dijo Offman.
Disparado por la retórica del manifestante, Offman dijo que llamó al hombre “gilipollas”. Inmediatamente fueron rodeados por la policía, que “había oído todo”, dijo Offman. Los agentes insistieron en que Offman les siguiera hasta un furgón policial aparcado en una calle lateral, pero él se negó.
Un vídeo que Offman facilitó la muestra a los agentes escoltándole hasta el furgón en contra de su voluntad. Se ve que dos agentes le agarran y que otro grupo de agentes les sigue. “Me han hecho daño en las costillas”, dijo.
En el furgón policial, las dos personas que habían insultado a Offman ya estaban allí, presentando una denuncia policial contra él. Dijo que entonces procedió a hacer lo mismo.
El portavoz de la policía de Múnich, Sven Müller, dijo que Offmann había estado “involucrado en una conversación con dos participantes en la asamblea, durante la cual se profirieron insultos mutuos”.
La policía de Múnich no vio “mala conducta” por parte de los agentes de servicio, añadió.
El jefe de prensa de la policía de Múnich, Andreas Franken, declaró por separado el jueves que los agentes no sabían quién era Offman.
Florian Ritter, legislador local y compañero de partido de Offman, dijo que no entiende por qué la policía no tomó inmediatamente medidas contra los que lanzaron insultos antisemitas contra Offman. El jueves, Ritter presentó una petición formal al gobierno de la región de Baviera para que la policía explique su trato a Offman.
El propio Offman decidió no presentar una denuncia por daños corporales contra los agentes. “Mi dolor no se calmará infligiendo dolor a otros”, dijo.
El problema no son los agentes sobre el terreno, sino quien les dio las órdenes, afirmó.
Tobias Singelnstein, profesor de derecho penal de la Goethe-Universität de Fráncfort, argumentó que había pocas razones para suponer que la respuesta de la policía fuera intencionadamente malintencionada basándose en el incidente concreto. Sin embargo, señaló que hay policías alemanes que adoptan opiniones antisemitas y racistas y dijo que combatir el fenómeno era un “imperativo”.
Aunque Ritter tampoco pudo proporcionar estadísticas sobre el antisemitismo en la policía de Múnich, sí citó cifras que apuntaban a un aumento de los delitos generales contra los judíos en la ciudad. En los últimos cuatro años, los delitos antisemitas se han duplicado, dijo.
Anteriormente, el lunes, Offman habló con el jefe del departamento de policía de Múnich y con un fiscal general de Baviera, aunque calificó las conversaciones de “infructuosas”.
Para Offman, el calvario de la semana pasada resultó extrañamente familiar. A principios de este año publicó una novela titulada “Mandelbaum”, en la que un concejal judío es acusado de haber golpeado a un neonazi hasta dejarlo en coma durante una manifestación.
En una entrevista con el periódico alemán Taz, describió la historia como “mitad verdad, mitad ficción”. Offman dijo que había contemplado la posibilidad de emigrar a Israel después de lo ocurrido.
Al final, decidió no hacerlo. “Múnich es el centro de mi vida”, dijo.