Avi Friedman, profesor adjunto de negocios en la Universidad de Columbia, presentó su renuncia alegando un sesgo antiisraelí “sistemático” en el campus. La semana pasada, notificó a la dirección de la universidad mediante una carta.
La carta fue dirigida a la presidenta de Columbia, Dra. Katrina Armstrong, al decano Costis Maglaras y al director del Centro Heilbrunn, Tano Santos. Friedman señaló que la atmósfera en el campus se volvió insostenible tras el ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023.
En el texto, Friedman expresó que las respuestas de la universidad a las protestas y al ataque terrorista no le permitían continuar en su puesto. Inicialmente, intentó justificar la situación atribuyéndola a “estudiantes descarriados” que ejercían su derecho a la libre expresión, pero luego concluyó que el problema era estructural.
El profesor criticó el nombramiento de Joseph Massad, quien calificó el ataque de Hamás como una “victoria sorprendente”. Friedman tildó esta designación de un grave abandono de la integridad académica. Massad, activista antisionista desde hace años, enseña un curso sobre Israel llamado “Política y sociedades palestinas e israelíes”, el cual ha suscitado críticas antes del inicio del semestre de primavera. El congresista Ritchie Torres cuestionó irónicamente este curso, comparándolo con permitir que “David Duke imparta un curso sobre antirracismo”.
Otro académico, Lawrence Rosenblatt, también renunció en diciembre por el mismo motivo. Columbia respondió con un comunicado en el que reconocía el impacto de las declaraciones de Massad pero fue calificado de insuficiente por Friedman. Este señaló que las opiniones de Massad reflejan su cosmovisión, promovida desde su puesto docente.
Friedman describió a Massad como una figura destacada en el movimiento Intifada, respaldado por la universidad. En su carta, lamentó que Columbia apoye la ideología de un antisemita radical, lo que llevó a su decisión de dejar la institución.
Además, Friedman aseguró que el rol de Columbia como “epicentro del movimiento de la intifada” no es casual, sino resultado de un cultivo institucional de años. Afirmó que comentarios como el de un líder estudiantil, quien declaró que “los sionistas no merecen vivir”, se basaban en material de lectura proporcionado por la universidad.
Tras más de un año de tensiones, con protestas y enfrentamientos en el campus, Columbia implementó medidas como la creación de un grupo de trabajo sobre antisemitismo. Sin embargo, las manifestaciones continuaron, incluyendo actos de vandalismo y obstrucción de líneas de alcantarillado. Activistas enmascarados interrumpieron recientemente una clase de historia israelí, lo que llevó al senado universitario a considerar la prohibición de máscaras en el campus.
Un video publicado por una alianza antiisraelí muestra a activistas bloqueando instalaciones universitarias. Mientras tanto, una profesora de derecho antiisraelí abandonó la universidad tras ser hallada culpable de discriminar a estudiantes israelíes.
Este contexto coincide con la presión del gobierno de Trump para que las universidades refuercen sus políticas contra el antisemitismo. Columbia aún no ha emitido comentarios sobre la renuncia de Friedman.