La Organización para la Liberación de Palestina designó el sábado a Hussein al-Sheikh, cercano asesor de Mahmoud Abbas, como su primer vicepresidente.
Al-Sheikh, de 64 años, ocupa el cargo de secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP, principal órgano de decisión, y mantiene relaciones estrechas con Israel y Estados Unidos.
Su nuevo rol como jefe adjunto del Comité Ejecutivo refuerza su posición en la lucha por el liderazgo de la Autoridad Palestina tras la muerte de Abbas, de 89 años.
En su función, al-Sheikh llevará el título de vicepresidente del Estado de Palestina, aspiración que busca pleno reconocimiento internacional.
Dos días antes, la OLP creó el cargo de vicepresidente, decisión que responde al intento de Abbas de recuperar relevancia y planificar la posguerra en Gaza, tras quedar relegado por la guerra entre Israel y Hamás.
Aref Jaffal, analista y director del Centro de Monitoreo Electoral de Al-Marsad, afirmó a la AFP que el puesto facilita la transición hacia un sucesor de Abbas, ante las demandas de la situación palestina.
Jaffal destacó que el sistema político palestino enfrenta graves problemas, y estos nombramientos preparan el terreno para reemplazar a Abbas.
Nacido en Ramala, Judea y Samaria, al-Sheikh, confidente clave de Abbas, maneja asuntos civiles, lo que lo posiciona como una figura central en la Autoridad Palestina y enlace principal con Israel.
Con 11 años en prisiones israelíes durante su juventud, al-Sheikh aprendió hebreo y acumuló experiencia en las fuerzas de seguridad palestinas, credenciales que fortalecen su imagen ante sectores de seguridad y la población.
Su oficina controla los permisos de viaje para que palestinos accedan a Israel por trabajo o atención médica, otorgándole gran poder sobre ciudadanos y rivales políticos que dependen de esos privilegios.
Esta autoridad lo convierte en una figura polémica, pues la Autoridad Palestina, vista como corrupta e ineficaz, parece subordinada a Israel, que consolida su dominio en Judea y Samaria. Al-Sheikh representa este sistema.
En 2022, al-Sheikh dijo a The Associated Press que la cooperación con Israel resulta inevitable para apoyar a los palestinos en un contexto adverso.
Pese a su impopularidad local, las conexiones internacionales de al-Sheikh, construidas durante años, podrían favorecer su ascenso.
El nombramiento lo sitúa como principal candidato para suceder a Abbas, aunque el cargo no asegura la presidencia. Abbas conserva la facultad de destituirlo si desaprueba su gestión.
En caso de Muerte o incapacidad de Abbas, al-Sheikh asumiría la presidencia solo de forma temporal, hasta que el Comité Ejecutivo de la OLP elija un sucesor definitivo.
Rivalidades internas y otros aspirantes al liderazgo complican la posibilidad de que el Comité Ejecutivo respalde a al-Sheikh.
La OLP, representante reconocida del pueblo palestino, supervisa la Autoridad Palestina, que ejerce autonomía limitada en partes de Judea y Samaria con respaldo occidental. Ambas entidades, lideradas por Abbas desde 2005, se han fusionado en las últimas dos décadas.
Tras la muerte de Yasser Arafat en 2004, Abbas asumió el poder y, desde el fin de su mandato en 2009, se ha mantenido sin celebrar elecciones ni designar un sucesor. Encuestas recientes muestran un fuerte rechazo a él y a su partido Fatah, mientras Hamás gana apoyo.
Países donantes de Occidente y el mundo árabe exigen reformas en la Autoridad Palestina para que asuma un rol en la Gaza posguerra. Acusaciones de corrupción y mala gestión alimentan su impopularidad. El nombramiento de al-Sheikh busca responder a estas críticas.
Hamás, ausente de la OLP, venció en las elecciones legislativas de 2006 y tomó Gaza en 2007 tras derrotar a las fuerzas de Abbas. Los esfuerzos por reconciliar a ambos grupos han fracasado.