Las autoridades palestinas de Judea y Samaria, así como en la Franja de Gaza, torturan sistemáticamente a los críticos detenidos, una práctica que podría equivaler a crímenes contra la humanidad, afirmó el viernes un grupo internacional de derechos humanos.
En su informe, Human Rights Watch (HRW) pide a los países donantes que corten la financiación a las fuerzas de seguridad palestinas que cometen estos crímenes e insta a la Corte Penal Internacional a que investigue.
El informe alegó que las fuerzas de seguridad palestinas “utilizan el confinamiento solitario y las palizas, incluyendo azotes en los pies y obligando a los detenidos a adoptar posiciones de estrés dolorosas durante períodos prolongados, izando sus brazos a la espalda con cables o cuerdas, para castigar e intimidar a los críticos y opositores, y obtener confesiones”.
El informe de HRW llega un año después de la muerte de Nizar Banat, un crítico declarado de la Autoridad Palestina, cuya familia afirma que murió después de que las fuerzas de seguridad de la AP irrumpieran en su residencia en mitad de la noche y lo golpearan con porras metálicas. Su muerte provocó semanas de protestas contra la AP, que gobierna partes de Judea y Samaria. Las fuerzas de seguridad palestinas dispersaron violentamente algunas de esas protestas.
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Amnistía Internacional afirmó la semana pasada que la Autoridad Palestina no ha hecho responsables a sus fuerzas de seguridad de la muerte. Las autoridades palestinas detuvieron a 14 agentes el verano pasado y los están juzgando en un tribunal militar, pero no han tomado medidas contra los altos mandos.
“Más de un año después de la muerte a golpes de Nizar Banat, la Autoridad Palestina sigue deteniendo y torturando a críticos y opositores”, señaló Omar Shakir, director para Israel y Palestina de Human Rights Watch.
“Los abusos sistemáticos por parte de la AP y Hamás forman parte fundamental de la represión del pueblo palestino”, dijo, refiriéndose al grupo terrorista que gobierna Gaza.
El grupo enumeró a los palestinos que, según dijo, habían sido detenidos arbitrariamente tras la muerte de Banat.
HRW dijo que las fuerzas de seguridad no rinden cuentas por las presuntas torturas y que, dado su carácter sistemático durante muchos años, la práctica podría equivaler a crímenes contra la humanidad.
Los árabes palestinos son signatarios de la Convención contra la Tortura, que exige a sus miembros que trabajen para prevenirla.