El llamado de los palestinos al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y a la Organización de Cooperación Islámica, pidiéndoles que lideren la batalla contra los planes de Israel de declarar su soberanía en el Valle del Jordán y los poblados en Judea y Samaria, junto con la indignación árabe que el mismo presidente de la AP, Mahmoud Abbas, se provocó cuando abrió la puerta a Erdogan, el querido de la Hermandad Musulmana, demuestran hasta dónde están dispuestos a llegar los palestinos para conseguir ayuda de fuentes islámicas no árabes ante su desesperación por la falta de apoyo árabe. Estas nuevas fuentes son una bandera roja para los estados árabes, que supuestamente están comprometidos a proteger los intereses nacionales palestinos.
Sin embargo, Ramallah todavía no ha comprendido lo que los líderes del eje árabe moderado, Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, así como la familia real hachemita de Jordania, entendieron hace mucho tiempo. Los palestinos amenazan diariamente con que Israel quedará aislado internacionalmente y se enfrentará a un “tsunami diplomático” si pone en práctica el plan de soberanía. Pero a la hora de la verdad y contrario a ello, Abbas y los líderes palestinos de la vieja guardia, quienes le siguen a él y a sus declaraciones y amenazas ciegamente, serán los que estarán aislados.
Se volvieron viejos cuando rechazaron las generosas ofertas hechas por los dos Ehuds, Barak y Olmert, que aceptaron un estado palestino en más del 90% de Judea y Samaria, solo para ser rechazados groseramente y con la típica audacia palestina, hay que decirlo, por alguien que no tiene ningún interés por terminar el conflicto y establecer un estado palestino independiente.
El acercamiento de Abbas a Erdogan, después de que los líderes árabes moderados le dieran la espalda, muestra la incoherencia y la confusión con que los líderes palestinos resuelven sus asuntos en ausencia de una línea política diplomática clara. Demuestran una y otra vez que la vieja guardia ha fallado en su principal objetivo: fundar un Estado Palestino independiente que conviva pacíficamente con Israel.
Podría decirse que se debe a su comportamiento obstinado cuando se trata de cualquier conversación de paz real que lleve a la independencia de Palestina y cure sus males nacionales, Abbas y su pueblo se aferran a un salvavidas que les lanzó Erdogan, que prevé el retorno del Imperio Otomano. Pero incluso Abbas sabe que los gobernantes de los estados árabes no estarán de acuerdo con eso, y ya ha aceptado que no pasará a la historia como el hombre que creó un Estado Palestino con amplio respaldo internacional. Así que el presidente está demostrando una vez más que los palestinos nunca pierden la oportunidad de poner fin al conflicto.