El ex líder palestino Yasser Arafat estaba convencido de que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, conspiraba contra él a instancias de Israel y Estados Unidos, según documentos clasificados filtrados a los medios de comunicación palestinos en los últimos días.
Los documentos consisten en su mayoría en testimonios de altos funcionarios palestinos que comparecieron ante una comisión especial creada por la AP para investigar las circunstancias que rodearon la muerte de Arafat en noviembre de 2004.
Sigue sin estar claro quién está detrás de las filtraciones. Además, no está claro si los documentos son auténticos, ya que altos funcionarios palestinos se niegan a confirmar o negar su autenticidad.
¿Qué dicen las filtraciones palestinas?
Los testimonios muestran que un gran número de funcionarios palestinos estaban convencidos de que la muerte de Arafat fue causada por un juego sucio.
Arafat, según los funcionarios, también estaba convencido de que se enfrentaba a una conspiración regional e internacional para apartarle del poder tras el inicio de la Segunda Intifada en 2000.
Los documentos revelaron el alcance de la mala sangre que prevalecía entre Arafat y Abbas y mostraron que la mayoría de los líderes de los países árabes se habían distanciado del antiguo líder palestino tras el estallido de la Segunda Intifada.
Un funcionario palestino que testificó ante la comisión de investigación afirmó que Arafat despreciaba a Abbas hasta el punto de que en una ocasión le llamó “hijo de puta” y le comparó con Hamid Karzai, el ex presidente de Afganistán que fue ampliamente condenado como “el principal títere de Estados Unidos”.
La comisión de investigación, que nunca ha publicado sus conclusiones, está encabezada por Tawfik Tirawi, antiguo comandante de la Inteligencia General de la AP que recientemente fue despedido por Abbas de su puesto como jefe del consejo de administración de la Universidad Al-Istiqlal, con sede en Jericó, la Academia Palestina de Ciencias de la Seguridad.
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Tirawi, miembro del Comité Central de Fatah, se ha convertido en los últimos años en un crítico declarado de Abbas y de los dirigentes de la AP.
Según informes no confirmados, Abbas decidió castigar a Tirawi después de que éste criticara la decisión del presidente de la AP de nombrar al funcionario de Fatah Hussein al-Sheikh como secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP. Sheikh es considerado por algunos palestinos como el favorito para suceder a Abbas.
Los documentos aparecieron en varios medios de comunicación palestinos poco después de la destitución de Tirawi, lo que desató las especulaciones de que podría estar detrás de las filtraciones como parte de un intento de avergonzar a Abbas y a sus principales colaboradores.
Tirawi, sin embargo, dijo que la filtración de documentos formaba parte de un ataque organizado destinado a “asesinar” su reputación y a perturbar el trabajo de la comisión de investigación sobre la muerte de Arafat.
Dijo que los jefes de las fuerzas de seguridad palestinas han ignorado su demanda de investigar la debacle del documento.
Tirawi insinuó que algunos de los documentos fueron obtenidos por piratas informáticos y prometió “seguir por todos los medios este proceso de piratería y llevar a los autores a juicio”.
En su declaración ante la comisión de investigación, el ex ministro del Interior de la AP, Hakam Balawi, dijo que los dirigentes de Fatah estaban al tanto de la disputa entre Arafat y Abbas.
“Abu Mazen [Abbas] es una persona temperamental a la que no le gustaba Abu Ammar [Arafat], y tenía ambiciones personales dentro de Fatah y de la Autoridad Palestina”, fue citado. “En todo momento, hubo una ruptura entre ellos. No había respeto entre los dos, y nosotros, como miembros del Comité Central [de Al Fatah], éramos conscientes del alcance del odio de Abu Mazen hacia Abu Ammar y de su objeción a muchas de sus decisiones.”
Los miembros de la comisión de investigación preguntaron a Balawi si había oído alguna vez a Arafat llamar a Abbas el “Karzai de Palestina”.
“Sí, lo escuché directamente de él”, respondió. “Él [Arafat] consideraba que Abu Mazen estaba afiliado a Israel y a Estados Unidos y que trabajaba contra él”.
También se citó a Balawi diciendo a la comisión de investigación que Arafat sintió dolor y amargura cuando Abbas se convirtió en primer ministro de la AP en 2003 bajo presión occidental e israelí.
“Recuerdo que en una ocasión [Arafat] le maldijo y le llamó ibn sharmouta [hijo de puta]”, según el testimonio de Balawi del 2 de agosto de 2012.
Jamal Muhaissen, otro alto cargo de Al Fatah, dijo a la comisión de investigación el 7 de mayo de 2014 que la disputa entre Arafat y Abbas era “muy profunda”. “Toda la verdad sobre la disputa es embarazosa y vergonzosa”, dijo.
Se citó a Nabil Abu Rudaineh, que ejerció de portavoz de Arafat, quien confirmó a la comisión que existía una “amplia brecha” entre Arafat y Abbas.
“Hay muchos detalles que no puedo divulgar”, dijo Abu Rudaineh, que actualmente es portavoz presidencial de la AP, en una declaración a la comisión el 28 de julio de 2012. “Los dirigentes palestinos tienen una línea roja”.
El ex primer ministro de la AP, Ahmed Qurei (Abu Ala’), también compareció ante la comisión de investigación, según un documento fechado el 30 de julio de 2012. También él confirmó que Arafat creía que Abbas estaba confabulado con Israel y Estados Unidos para apartarle del poder.
“Es cierto que varias personas cercanas a Abu Ammar querían deshacerse de él por objetivos personales”, dijo Qurei a la comisión. “Pero en aquel momento, recuerdo muy bien que Abu Mazen, en la mayoría de sus reuniones con diplomáticos y políticos, solía insinuar el papel de Abu Ammar en la frustración de los esfuerzos de paz [con Israel]. Por supuesto, esto es una difamación. Él [Abbas] trató de distorsionar su imagen [la de Arafat] entre la comunidad internacional. Abu Mazen se apoyó en el respaldo israelí y estadounidense y se vio a sí mismo como el funcionario más poderoso”.
También se citó a Qurei diciendo que “algunas personalidades palestinas practicaban el asesinato político” contra Arafat con la esperanza de despojarlo de sus poderes y convertirlo en una figura ceremonial.