Un individuo que se identificaba como ateo afirma haber experimentado la muerte y haber retornado de ella, lo que ha alterado su concepción y lo ha llevado a creer en la existencia de un ser divino.
La existencia plantea una serie de interrogantes sin respuestas definitivas, tales como el propósito de la vida, la posible vida extraterrestre y el enigma que rodea lo que acontece después de la muerte. Estos enigmas han desconcertado a personas dotadas de gran inteligencia en todo el mundo, generando creencias variadas sobre el más allá.
Mientras algunos individuos mantienen firmemente la creencia en conceptos como el cielo, el infierno o la reencarnación, otros niegan categóricamente la existencia de una vida después de la muerte, argumentando que la vida simplemente se extingue al morir. Sin embargo, la experiencia vivida por un hombre en un evento cercano a la muerte ha desafiado esta incredulidad.
José Hernández, quien se había declarado ateo, relata cómo una experiencia que cambió su vida transformó su perspectiva en una entrevista con el canal de YouTube Shaman Oaks. Esta experiencia extraordinaria comenzó en un día común mientras hacía su trabajo cotidiano como ingeniero.
La experiencia cercana a la muerte de Hernández ocurrió mientras él se encontraba solucionando un problema eléctrico desde lo alto de un camión.
“Yo era un ateo convencido. Como ingeniero, mi enfoque estaba exclusivamente en explicaciones lógicas”, explica. “Sin embargo, ese día todo cambió. Estábamos llegando tarde, y mi compañero, preocupado por mi seguridad, accidentalmente chocó el camión contra un árbol. El impacto me causó múltiples fracturas de costillas, y fui trasladado de urgencia al hospital”.
En el hospital, Hernández dejó de respirar y el personal médico luchó desesperadamente por salvar su vida.
En ese momento crítico, experimentó un encuentro con lo divino, realizando una promesa: “Si me salvas de esto, cambiaré”.
Fue en ese instante que percibió una presencia enigmática en la habitación.
“Vi una sombra cerca de la puerta. En ese momento pensé: ‘He soportado tanto en la vida. Quizás está bien dejarlo ir’. Y cuando esa sombra tocó mi dedo del pie, una sensación abrumadora de alivio, serenidad, paz y amor me envolvió. Fue un éxtasis”.
Mientras los profesionales médicos realizaban maniobras de resucitación cardiopulmonar, Hernández afirma que la sombra le habló.
“Después, me encontré flotando en un rincón de la habitación, observando los esfuerzos de reanimación. Una voz a mi lado me dijo: ‘Imagina tu cuerpo como un automóvil. Este vehículo ha recorrido 8 millones de millas y ya no se puede reparar. Es hora de decirle adiós a tu cuerpo’. La voz prosiguió: ‘Muy bien, es hora de seguir adelante’”.
Luego, Hernández describe su descenso a una especie de agujero negro, donde experimentó un vuelo y presenció ciudades fascinantes, bosques impresionantes y manadas de animales salvajes en movimiento. En este reino celestial, le aseguraron que tendría la oportunidad de ver a sus hijos y, lo que es aún más significativo, se reunió con su padre.
“Cuando me reuní con mi padre en el otro lado, me di cuenta de que en ocasiones no podemos expresar ciertas cosas aquí, pero en otro lugar sí”.
Las experiencias cercanas a la muerte suelen compartir ciertos elementos comunes, y muchas personas relatan vivencias similares durante la reanimación cardiopulmonar.
Mientras algunos interpretan estos encuentros como evidencia de una conciencia más allá del plano físico, los profesionales médicos presentan una explicación alternativa. El profesor emérito de Bioquímica, William Revill, en un artículo publicado en el Irish Times, sostiene que las experiencias cercanas a la muerte reflejan la actividad cerebral en momentos de disminución de oxígeno y aumento de los niveles de dióxido de carbono. Sugiere que los informes sobre la percepción de una luz al final de un túnel podrían ser el resultado de la reducción de oxígeno en la retina, creando la impresión de un túnel.
En el caso de José Hernández, su experiencia cercana a la muerte desafió su ateísmo y lo condujo a considerar la posibilidad de una vida después de la muerte.
Su experiencia brinda un mensaje de esperanza, en consonancia con las vivencias de otros individuos que han cruzado el umbral entre la vida y la muerte. A medida que los misterios que rodean la vida y la muerte continúan captando nuestra curiosidad, el testimonio de Hernández nos recuerda que aún existen muchos aspectos que no comprendemos, lo que nos invita a seguir explorando y reflexionando sobre estos temas.