Nofar Yacobi, solista de la Ópera de Israel, se presentará el 30 de mayo en el Carnegie Hall de Nueva York para interpretar la Sinfonía No. 4 de Mahler. Este concierto sigue a su reciente actuación en Tel Aviv en la ópera “Ariadne auf Naxos”.
Ambas obras, compuestas en alemán y de épocas cercanas, la conectan profundamente con su arte. “La esencia histórica de la música despierta mi pasión”, afirmó Yacobi. “Eso me permite forjar un lazo especial con el público”.
Galardonada con el Premio Ottorino Respighi 2024, Yacobi actuará como soprano principal junto a la Orquesta de Cámara de Nueva York en el cierre de la temporada 2024-25. “Postulé al premio y, tras un silencio, pensé que no me elegirían”, relató. “Recibir su llamada fue una sorpresa increíble”. Su carrera refleja su valentía para asumir retos. “Crear y compartir arte es mi esencia”, dijo. “Se trata de dar y recibir”.
Con poco más de 30 años, Yacobi acerca la ópera, un arte de 400 años, a nuevas generaciones mediante publicaciones de sus interpretaciones en Instagram. Su trayectoria incluye pasos audaces, como su video viral de hace una década, “Reina del Chocolate”, una parodia operística sobre un vuelo de Israir.
Durante la pandemia, lideró “Solidaridad Musical”, un proyecto que reunió a 500 músicos de 65 óperas mundiales para interpretar el “Coro de los Esclavos Hebreos” de Verdi, promoviendo esperanza y unión.
Criada en Kiryat Ono, Yacobi tocó piano desde niña y luego dominó varios instrumentos. A los 12 años, su profesora de piano la animó a unirse a un coro. Aunque al principio no mostró interés, la experiencia la cautivó. “La primera pieza que escuché fue mágica”, recordó. En la adolescencia, su pasión por la ópera creció al descubrir que ya la conocía, gracias a sus padres, amantes del género. Su madre, nacida en Italia, hablaba italiano en casa, y óperas como “Tosca” de Maria Callas sonaban a menudo. “Entendí que esa música ya vivía en mí”, dijo.
La ópera, sin amplificación electrónica, la fascina. “La voz llega directamente al público”, explicó. “Es una conexión íntima”. Tras estudiar en la Academia de Música de Tel Aviv, se unió como solista a la Ópera de Israel y ha actuado en escenarios internacionales.
Pese al ataque de Hamás del 7 de octubre y la guerra en curso, que describe como una “herida abierta”, Yacobi no ha enfrentado rechazo antiisraelí en su entorno profesional. “la guerra y los rehenes están siempre en mi mente”, confesó. “Pero no permito que me detenga”.