El esperado partido de fútbol entre Argentina y Uruguay, en el que participarán las superestrellas Lionel Messi y Luis Suárez, se llevará a cabo en Tel Aviv la próxima semana, confirmó el viernes el equipo argentino tras el cese de los cohetes lanzados desde Gaza.
“Después del partido con la CBF Futebol [Brasil], el equipo argentino practicará este sábado en Riad y el domingo volará hacia Tel Aviv, Israel”, dijo el equipo en un tweet.
Argentina venció a Brasil por 1-0 en un amistoso disputado el viernes en Arabia Saudita, y Messi se llevó el triunfo.
El partido amistoso contra Uruguay había estado en duda debido a las 48 horas de intensos combates entre Israel y la Jihad Islámica Palestina a principios de esta semana, en los que se lanzaron cientos de cohetes contra Israel, incluso en Tel Aviv.
También el viernes, el equipo polaco llegó para su partido de fútbol de clasificación para la Eurocopa 2020 del grupo G contra Israel.
Israel tiene mucho que perder por la cancelación del partido Argentina-Uruguay, previsto para el estadio Bloomfield de Tel Aviv.
Es posiblemente el partido de más alto nivel que se ha jugado nunca en suelo israelí, e incluye a Messi, un jugador ampliamente considerado el mejor del mundo contra su compañero de equipo del Barcelona, Suárez.
Todas las entradas para el partido, unas 30.000, se agotaron a la velocidad del rayo cuando salieron a la venta, y una posible cancelación decepcionaría a muchos aficionados y causaría inmensas pérdidas económicas a todos los implicados.
También sería un golpe geopolítico para Israel, que perdería el prestigio de ser el anfitrión de un partido de tan alto perfil y perdería la oportunidad de recibir a Messi por segunda vez en otros tantos años.
Ambos equipos han estado bajo la presión del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel. El año pasado, Argentina suspendió un partido de preparación para el Mundial contra Israel debido a la presión del BDS y a las amenazas a la selección argentina. Argentina tenía previsto enfrentarse a Israel en junio de 2018 en Jerusalén, justo antes de la Copa del Mundo en Rusia.
El jefe de la Asociación Palestina de Fútbol lanzó entonces una campaña para impedir que Argentina jugara en Israel, llamando a los aficionados árabes a quemar carteles y camisetas de Messi si participaba en el partido.
La campaña de Jibril Rajoub finalmente llevó a Argentina a cancelar el partido en Jerusalén. El Ministro de Asuntos Exteriores, Jorge Faurie, dijo entonces que los jugadores se sentían “totalmente atacados, violados” después de que aparecieran imágenes de las camisetas con rayas blancas y celestes del equipo manchadas con pintura roja que se asemejaba a la sangre.
La cancelación de 2018 provocó consecuencias políticas, y la FIFA impuso una multa y una prohibición de 12 meses a Rajoub por “incitar al odio y a la violencia” contra Messi.
El castigo supuso un golpe vergonzoso para Rajoub, que durante mucho tiempo ha presionado a la FIFA para que sancione a Israel por lo que él ha llamado su restricción de movimiento de jugadores palestinos.
Israel ha rechazado la campaña palestina como un intento de politizar los deportes y ha citado las preocupaciones de seguridad como la razón de las restricciones impuestas a los jugadores palestinos, en particular en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás.