“No esperaba lo difícil que sería avanzar por la nieve y el hielo. Hice mi postdoctorado en Minnesota, así que pensaba que sabía lo que era el frío, pero no era así”, dice Eyal Shimoni, el único competidor israelí en la reciente etapa antártica de la serie de ultramaratones Racing the Planet 4 Deserts.
Shimoni, de 58 años, espera convertirse en el tercer israelí en terminar la serie, que recorre un total de 1.000 kilómetros.
Tras completar 250 km en el desierto blanco de la Antártida, en el desierto de Gobi (Mongolia) y en el desierto rojo de Namibia, se entrena para la carrera final en el desierto de Atacama (Chile) el próximo septiembre.
En su blog sobre la semana que pasó corriendo por senderos de la Antártida en diciembre, Shimoni señalaba “la nieve, el hielo, las ráfagas de viento que sacudían, paso tras paso, bucle tras bucle. Pingüinos, albatros, focas, ballenas y orcas. Luz diurna interminable y vastas extensiones de hielo”.
La base de operaciones de los 43 participantes fue un barco. Cada día de la ultramaratón se les llevaba en lanchas zodiac a puntos de tierra señalados en el mapa.
Shimoni dice que la magnitud del paisaje le hizo sentirse “como alguien de un kibbutz rural al que dejan caer en Manhattan”.
Más allá de lo que podía imaginar
Shimoni empezó a correr bastante tarde. De hecho, ni siquiera caminar era para él algo natural. Debido a una rara enfermedad, no pudo pisar con la pierna izquierda durante tres años de su infancia.
“Poder estar en la línea de salida de 4 Deserts era algo que no podía imaginar cuando era un niño de ocho años”, dice el antiguo profesor de ingeniería alimentaria y biotecnología del Technion.
Como director de tecnología del Grupo Strauss de Israel de 2010 a 2022, encabezó nuevas formas de colaboración, como The Kitchen FoodTech Hub y EIT Food Accelerator Network.
Descubrió su afición por correr en los senderos de tierra de las colinas que hay junto a su casa, cerca de Yokne’am, en el noroeste de Israel.
“Después de mi primer maratón de Tel Aviv, me di cuenta de que no soy un buen corredor, pero me gusta”, explica.
“Empecé a buscar carreras de trail y descubrí el mundo del ultramaratón. Se corre más allá de la longitud del maratón, sobre todo por caminos de tierra, así que se adapta a mí y a mis capacidades. Vas a un ritmo más lento durante más tiempo, y me gusta que te permite pasar más tiempo en la naturaleza”.
Los participantes en la serie 4 Deserts de Racing the Planet pueden elegir qué segmentos hacer.
“El número de personas que han completado los cuatro segmentos en los últimos 20 años es de 302 personas. Algunos lo hacen en un año -eso se llama grand slam- y otros, como yo, hacen una carrera al año o incluso a lo largo de 10 años”, dice Shimoni, que se entrenó durante 18 meses antes de su primer ultramaratón, la Marcha del Gobi, en 2019.
Utiliza estas agotadoras carreras no solo para desafiarse a sí mismo, sino también para retar a otros a donar en su nombre a Yadid Lachinuch (Amigo de la Educación), que facilita que los ancianos sirvan como voluntarios en las aulas de las escuelas primarias israelíes.