Se acerca el tercer aniversario de los Acuerdos de Abraham, los históricos tratados entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin que han reconfigurado las relaciones en Oriente Medio. Bautizados en honor al padre de las tres religiones monoteístas de la región, estos acuerdos auspiciados por Estados Unidos marcaron un hito al ser la primera vez en más de dos décadas que un país árabe y musulmán normalizaba sus lazos con el Estado judío.
Transformando Oriente Medio
Desde su firma hace casi tres años, los Acuerdos de Abraham han abierto nuevas oportunidades de cooperación en áreas como defensa, seguridad alimentaria e hídrica. Esta normalización ha permitido dejar de lado la cuestión palestina para buscar un objetivo más amplio.
Durante décadas, la Iniciativa de Paz Árabe había condicionado las relaciones diplomáticas con Israel a una solución justa para los refugiados palestinos y la retirada total de los territorios ocupados. Sin embargo, la aceptación de los Acuerdos de Abraham por parte de algunos países de la Liga Árabe ha cambiado esta dinámica.
Contrarrestando a Irán
Además de promover la paz, los Acuerdos de Abraham han brindado a los países firmantes la oportunidad de contrarrestar oficialmente a Irán. El régimen iraní ha fortalecido su arsenal de misiles balísticos y ha avanzado en su programa nuclear. Grupos vinculados a Irán han llevado a cabo numerosos ataques en Oriente Medio.
Al tener a Israel como principal adversario de Irán, los países árabes han visto la conveniencia de normalizar sus lazos con el Estado judío para fortalecer su capacidad de enfrentar las hostilidades iraníes.
Beneficios más allá de la seguridad
Los beneficios de los Acuerdos de Abraham también se extienden a otras áreas. Recientemente, investigadores israelíes y marroquíes colaboraron en la excavación conjunta de dos “genizas” en Marruecos, donde se encontraron textos sagrados históricos. Estos lazos de normalización permitieron a los arquitectos israelíes acceder a este valioso yacimiento.
En resumen, los Acuerdos de Abraham han generado una transformación en Oriente Medio al promover la paz, fomentar la cooperación y contrarrestar las amenazas regionales.
A tres años de su firma, es evidente que estos acuerdos históricos están allanando el camino hacia un futuro más estable y próspero en la región.