El primer ministro Naftali Bennett partirá el viernes hacia Moscú para una reunión introductoria con el presidente ruso Vladmir Putin. En su reunión, el líder israelí exigirá mantener a los iraníes alejados de la frontera norte de Israel y mantener la libertad de operaciones de Israel en la región.
Se espera que el ministro de Asuntos de Jerusalén, Ze’ev Elkin, acompañe a Bennett en su viaje. Elkin, que sirvió de traductor en las reuniones del ex primer ministro Benjamin Netanyahu con el líder ruso, conoce bien los detalles de la relación y los acuerdos entre los países a lo largo de los años.
Desde la perspectiva de Bennett, el objetivo de la reunión es establecer una relación interpersonal con Putin. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, el tema central será Irán, o más concretamente, sus preocupantes intentos de establecerse y de crear una infraestructura terrorista en Siria. La evidencia de esta infraestructura se hizo evidente el fin de semana cuando, según informes extranjeros, Israel eliminó a Madhat al-Saleh, el hombre considerado como el enlace de Beirut con Teherán que había estado trabajando duro para establecer la infraestructura terrorista necesaria para llevar a cabo ataques contra Israel en la frontera de los Altos del Golán.
Desde 2015, Moscú ha mantenido una mayor presencia en Siria, convirtiendo a Rusia en una especie de vecino del norte de Israel. No es un secreto que los intereses de Rusia e Irán no se alinean en Siria. Al contrario, ambos compiten por los recursos y el control del Estado. Israel ha intentado utilizar esta dinámica en su beneficio asegurándose de que los intereses de Jerusalén y Moscú en Siria convergen con los de Rusia.
Con la excepción del derribo de un avión ruso por el fuego de la artillería antiaérea siria que apuntaba a los aviones israelíes en septiembre de 2018, los rusos se han mantenido al margen de la actividad militar de Israel en Siria. Los dos países tienen incluso una línea directa para actualizarse mutuamente sobre los acontecimientos en tiempo real.
Sin embargo, informes recientes de Moscú indican que los rusos están descontentos con la actuación de Israel en los ataques que se le atribuyen en el marco de esta campaña. Sin embargo, los funcionarios diplomáticos y de seguridad que están en contacto directo y permanente con los rusos han aclarado que nada ha cambiado sobre el terreno, y que los rusos siguen permitiendo a Israel plena libertad de operaciones en Siria.
Mientras tanto, otro tema central que se planteará en las conversaciones de Bennett con Putin será el programa nuclear de Irán. Con el trasfondo de los informes procedentes del Líbano, según los cuales Irán volverá a la mesa de negociaciones, el organismo de defensa ha expresado su preocupación de que Teherán esté ganando tiempo y dificultando la vuelta a las conversaciones en Viena para el restablecimiento del acuerdo nuclear de 2015.
Cuando Joe Biden entró en la Casa Blanca en enero de 2020, Washington eliminó las sanciones impuestas por el anterior presidente de EE.UU., Donald Trump, a Irán en un esfuerzo por volver al acuerdo lo antes posible. Dado que Irán no está actualmente comprometido con el acuerdo, se ha permitido seguir enriqueciendo uranio a niveles del 60% y avanzar así como componentes adicionales en su programa nuclear.
Estados Unidos no está nada satisfecho con la marcha de las cosas y, recientemente, los israelíes han recibido el mensaje de que Washington podría estar interesado en sopesar sanciones adicionales a Irán. Jerusalén, sin embargo, entiende que es poco probable que esas sanciones sean tan significativas como las impuestas por la administración Trump como parte de su campaña de “máxima presión”. Los funcionarios israelíes se han referido a esta conducta como “tropezar con el agua”, y como resultado, están muy preocupados por los esfuerzos de Irán para ganar más tiempo.