El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sostuvieron una extensa conversación telefónica hoy para discutir la actual guerra contra Hamás en Gaza y los esfuerzos destinados a liberar a los rehenes que todavía están en poder de los terroristas en dicho territorio.
Según informes del Canal 12, la llamada tuvo una duración aproximada de 45 minutos, marcando el primer diálogo entre ambos líderes desde que Biden calificó de “exagerada” la respuesta de Israel hacia Gaza.
Durante la llamada, se abordaron tres temas principales: los planes de ofensiva de Israel en Rafah, el último bastión de Hamás en Gaza; el incremento en la entrega de ayuda humanitaria a los civiles; y el punto muerto en las negociaciones para la liberación de los rehenes, que podría contemplar una pausa en los enfrentamientos.
La Casa Blanca emitió un comunicado donde Biden “reiteró nuestro objetivo compartido de derrotar a Hamás y asegurar la seguridad a largo plazo para Israel y su pueblo”, además de “discutir los esfuerzos actuales para lograr la liberación de todos los rehenes en manos de Hamás”.
Biden enfatizó la importancia de capitalizar los avances en las negociaciones para asegurar la pronta liberación de los rehenes y solicitó acciones inmediatas y concretas para ampliar la ayuda humanitaria a la población civil gazatí.
Además, la Casa Blanca mencionó que Biden reafirmó su posición contra la realización de una operación militar en Rafah sin un plan “creíble y ejecutable” que proteja la seguridad de más de un millón de personas refugiadas en la ciudad.
Netanyahu, por su parte, aseguró en una entrevista previa que Israel atacaría a Hamás en Rafah “mientras proporciona una ruta segura para los civiles”.
Ambos líderes acordaron mantenerse en contacto cercano. Se anticipa que el director de la CIA, William Burns, viaje a El Cairo el martes para discutir con mediadores sobre una posible tregua.
Israel ha rechazado enviar representantes hasta el momento, debido a las demandas “delirantes” de Hamás, que incluyen un cese al fuego permanente, la retirada de tropas de Gaza, la reconstrucción del enclave y la liberación de unos 1.500 terroristas palestinos, entre ellos cabecillas del terrorismo, a cambio de los rehenes restantes.