El primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu y el presidente de Estados Unidos Donald Trump están considerando un gran gesto presidencial sobre el compromiso de EE.UU. con la seguridad israelí en los próximos días, incluyendo una posible declaración sobre la intención de los dos aliados de entrar en un pacto de defensa, según un informe publicado el lunes.
Los dos líderes esperan utilizar esta medida para impulsar las perspectivas electorales del primer ministro israelí antes de la votación del 17 de septiembre, informó Haaretz.
La acción más probable, dijo el periódico, podría ser un voto de Trump, con pocas implicaciones prácticas, de que Estados Unidos defenderá al Estado judío de una posible amenaza existencial.
Una opción más sustancial sería una declaración conjunta de ambos líderes de que buscarán un pacto de defensa mutua entre los dos países, cuyo resultado principal es que cada parte está obligada a acudir en ayuda de la otra en caso de conflicto militar.
En los últimos meses se ha hablado de un acuerdo de este tipo, con el apoyo de algunos legisladores republicanos. Las negociaciones sobre un pacto probablemente llevarían meses, pero los beneficios políticos de un anuncio podrían sentirse inmediatamente.
Los dos ejércitos ya cooperan estrechamente, compartiendo inteligencia, realizando simulacros conjuntos y colaborando en la defensa de manera regular. Pero un pacto profundizaría el compromiso de cada una de las partes con la otra y podría añadir nuevas obligaciones.
Cualquier posible pacto de defensa es visto como altamente controversial con el sistema de defensa israelí, con funcionarios preocupados de que un acuerdo sobre una cooperación más estrecha en materia de defensa podría atar de pies y manos a los militares israelíes en ciertas empresas, o por lo menos limitar su libertad para actuar de manera independiente.
En el pasado hubiera sido impensable que un presidente de Estados Unidos fuera visto como un entrometido en las elecciones israelíes o prefiriendo un bando sobre el otro, pero la relación Trump-Netanyahu ha visto a ambos líderes abandonar en gran medida cualquier pretensión de no involucrarse en la política interna de los países de cada uno de ellos.
Apenas dos semanas antes de las elecciones de abril, Trump reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, en un cambio sísmico en la política de Oriente Medio de Estados Unidos. Y un día antes de la votación, la administración designó al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán como una organización terrorista, otra victoria para Netanyahu.
Se dijo que los funcionarios israelíes estaban considerando la posibilidad de buscar gestos diplomáticos adicionales para mejorar la imagen de Netanyahu antes de la votación nacional: una posible reunión con el presidente ruso Vladimir Putin para reforzar la imagen de que el primer ministro compartía estrechas relaciones con los principales líderes mundiales (lo que también serviría como una posible ayuda para su popularidad con el tan codiciado voto ruso); u otra reunión tripartita de asesores de seguridad nacional de EE.UU., Rusia e Israel para discutir la seguridad regional.
Dos semanas antes de las elecciones de septiembre, el partido Likud de Netanyahu está muy cerca de las encuestas con sus rivales Azul y Blanco, pero el primer ministro sigue siendo el candidato más probable al que se le asignará la tarea de formar el próximo gobierno.