La decisión del ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, de acusar explícitamente a Rusia de crímenes de guerra fue coordinada con el primer ministro, Naftali Bennett, informa el sitio de noticias Walla, citando a un alto diplomático israelí.
El funcionario dice que la decisión se produjo en respuesta al creciente horror que se desprende de las imágenes de civiles muertos en el suburbio de Kiev, Bucha, y en otros lugares, y para poner a Israel en línea con otras naciones occidentales, que también han acusado a Rusia de crímenes de guerra.
“Era lo correcto desde el punto de vista ético y diplomático”, dijo la fuente.
Funcionarios israelíes habían defendido la decisión de evitar culpar a Rusia en el pasado como diplomáticamente conveniente, dada la dependencia de Israel de que Rusia no interviniera en su campaña aérea contra Siria.
No está claro si la declaración marca un cambio de política que podría ver a Israel respaldar plenamente a Ucrania, o una reacción puntual.