El enviado de Estados Unidos, Amos Hochstein, llegó el martes a Beirut en un intento de reavivar las conversaciones sobre la disputa de la frontera marítima entre Líbano e Israel que está frenando las exploraciones de petróleo y gas.
El recién nombrado enviado a las conversaciones mediadas por EE.UU., que ha sido durante mucho tiempo un estrecho asesor del presidente Joe Biden, también debe abordar en sus reuniones la grave crisis energética del Líbano.
Hochstein “debatirá soluciones sostenibles para la crisis energética del Líbano”, según un comunicado del Departamento de Estado estadounidense.
Líbano se enfrenta actualmente a la peor crisis financiera de su historia, y la escasez de combustible ha paralizado el país en los últimos meses.
Con un Estado en bancarrota incapaz de suministrar más de una o dos horas de electricidad principal al día, los particulares, las empresas y las instituciones han dependido casi por completo de generadores alimentados por gasóleo.
En las últimas semanas, los rivales Washington y Teherán han parecido disputarse la solución principal a la crisis energética del Líbano.
Irán, obstaculizado por las sanciones de Estados Unidos y otros países, envió un petrolero a Siria y luego hizo que su carga fuera transportada en camión a través de un punto fronterizo ilegal a su apoderado libanés, Hezbolá.
La medida se consideró una solución a corto plazo con un impacto limitado en la crisis energética, pero también un éxito mediático que llevó a Washington a acelerar los esfuerzos para encontrar soluciones alternativas.
Desde entonces, Estados Unidos ha impulsado públicamente una iniciativa regional en la que participen Egipto, Jordania y el Banco Mundial.
“El Sr. Hochstein también subrayará la voluntad de la administración Biden de ayudar a Líbano e Israel a encontrar una solución mutuamente aceptable para su frontera marítima compartida en beneficio de ambos pueblos”, dice el comunicado de EE.UU.
Israel y Líbano habían reanudado las negociaciones sobre su disputada frontera marítima en 2020, pero el proceso se estancó por la reclamación de Beirut de que el mapa utilizado por la ONU en las conversaciones debía modificarse.