A pesar de intensificar los esfuerzos, EE. UU. alberga dudas sobre la posible normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí.
Búsqueda de la normalización: un esfuerzo liderado por Estados Unidos
Los intentos por normalizar las relaciones entre Israel y Arabia Saudí han sido una tarea constante para la administración estadounidense, particularmente en los últimos meses. Según fuentes citadas por el New York Times, el secretario de Estado Antony Blinken y el Asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan han jugado roles cruciales en esta labor de mediación.
Brett McGurk, el enviado estadounidense para Oriente Medio, encabezó recientemente una delegación a la región para tratar el asunto. Además, Blinken mantuvo un diálogo extenso con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras su visita a Riad. En la conversación se discutieron las condiciones saudíes para un posible acuerdo.
Posibilidades de acuerdo: la evaluación de los funcionarios estadounidenses
A pesar del empuje diplomático, el consenso entre los funcionarios estadounidenses es que las chances de un acuerdo se encuentran por debajo del 50 %. Sin embargo, esta perspectiva no ha disuadido a la administración de Biden de continuar con los esfuerzos. Martin Indyk, ex enviado estadounidense a Israel, afirmó al Times que la decisión presidencial es clara y que todos en la administración están conscientes de este mandato.
Los requisitos saudíes: concesiones estadounidenses y asuntos palestinos
Arabia Saudí ha propuesto diversas condiciones para un posible acuerdo, según informó el New York Times. Entre estas se incluyen la cooperación de Estados Unidos en el enriquecimiento de uranio para fines civiles y garantías estadounidenses de defensa en caso de un ataque al reino saudí. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, también ha solicitado la eliminación de ciertas restricciones a la venta de armas al reino.
Los obstáculos: Congreso estadounidense y tensiones internas
La normalización de las relaciones con Israel requeriría de ciertas concesiones por parte de Bin Salman que podrían generar tensiones internas, dado el descontento que una paz con el Estado judío podría provocar en su país. Por otro lado, Netanyahu tendría que balancear sus propios desafíos domésticos, en particular, los potenciales conflictos internos que podrían desencadenarse por concesiones a los palestinos.
Además, cualquier propuesta de acuerdo podría enfrentar obstáculos en el Congreso de los Estados Unidos, donde la venta de armas a los saudíes y los acuerdos de enriquecimiento de uranio podrían ser difíciles de aprobar.
Las declaraciones de Netanyahu y Bin Farhan: una mirada hacia el futuro
El primer ministro Netanyahu considera un acuerdo con Arabia Saudí como un “gran paso adelante” y uno de sus objetivos políticos principales en su último mandato. Sin embargo, reconoció que un acuerdo depende en última instancia de los saudíes.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, ha reconocido los beneficios significativos que un acuerdo con Israel podría traer para la región. Sin embargo, subrayó que estos beneficios podrían verse limitados por la ausencia de una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí.