El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, expresó su “profunda decepción” tras el anuncio del ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, sobre la suspensión de 30 de las 350 licencias de venta de armas a Israel. Esta medida se tomó por el temor de que el equipo militar pueda ser utilizado para infringir el derecho internacional en Gaza.
Gallant manifestó su decepción al señalar que la decisión llega en un momento crítico, cuando Israel combate en siete frentes distintos contra Hamás, una organización terrorista. Subrayó la reciente ejecución de seis rehenes israelíes por parte de Hamás en túneles de Gaza y el esfuerzo continuo para liberar a otros 101 rehenes. En su declaración en X, Gallant afirmó: “Apoyo a nuestras tropas y a los organismos de seguridad que trabajan con inmenso coraje, profesionalismo y valores morales. Seguimos comprometidos con la defensa del Estado de Israel y de su pueblo”.
Las licencias suspendidas están relacionadas con componentes para sistemas aéreos, como aviones de combate, helicópteros y drones.
El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, también respondió a la medida, expresando que su país está “decepcionado por una serie de decisiones” del gobierno británico, incluyendo la suspensión de exportaciones de defensa. Katz consideró que esta acción envía un “mensaje muy problemático” a Hamás y a sus aliados en Irán.
David Lammy comunicó la decisión el lunes en el Parlamento británico, aclarando que no se trata de un embargo total, sino de una revisión de las licencias de exportación debido al conflicto en curso. Se prevén más detalles sobre esta medida en los próximos días, la cual se adoptó tras el hallazgo de seis rehenes israelíes muertos en un túnel en Rafah.
El ex asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Robert O’Brien, advirtió sobre posibles tensiones entre el Reino Unido y Estados Unidos si el primer ministro británico, Keir Starmer, decide implementar un embargo de armas contra Israel. En una charla con el grupo de expertos Policy Exchange, O’Brien sugirió que una suspensión de licencias podría causar una “ruptura grave” en las relaciones entre ambos países, sin importar quién esté al frente del gobierno estadounidense.
O’Brien subrayó la importancia de considerar las consecuencias de un embargo de armas en un contexto donde Rusia y China representan amenazas significativas. Además, advirtió que el Congreso de Estados Unidos podría tomar represalias, imponiendo un contraembargo que afectaría la exportación de armas estadounidenses al Reino Unido y pondría en riesgo su participación en proyectos de defensa clave, como la producción de los aviones de combate F-35.
Respecto al programa del F-35, O’Brien destacó que es un proyecto de cooperación internacional y que la entrega de estos aviones a Israel continuará, independientemente de las decisiones de otros países, como Turquía o el Reino Unido. Indicó que sería un error estratégico para el Reino Unido quedar fuera del desarrollo de tecnologías avanzadas de defensa debido a una decisión de embargo que considera desaconsejable.