El ministro de Defensa de Israel se reunió el miércoles en Rabat con su homólogo marroquí en el marco de una visita histórica para formalizar la cooperación en materia de seguridad entre ambos países.
Israel y Marruecos establecieron relaciones formales el año pasado en el marco de los Acuerdos de Abraham, con la mediación de Estados Unidos.
El viaje de Benny Gantz es la primera visita oficial de un ministro de defensa israelí a uno de los Estados árabes que establecieron relaciones abiertas, un viaje que pretende reforzar aún más los lazos de defensa entre los países.
Gantz se reunió con Abdellatif Loudiyi, el ministro de defensa marroquí, y ambos firmaron un memorando de entendimiento que sienta las bases para la cooperación en materia de seguridad y la futura venta de armas.
Antes de su reunión con Loudiyi, Gantz presentó sus respetos en la tumba de Mohamed V, el abuelo del monarca reinante.
Marruecos, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán firmaron acuerdos para normalizar las relaciones con Israel en 2020 como parte de los pactos diplomáticos negociados por la administración Trump conocidos como los Acuerdos de Abraham.
Israel y Marruecos disfrutaron de relaciones diplomáticas de bajo nivel en la década de 1990, pero Marruecos las rompió tras el estallido de un levantamiento palestino en 2000. A pesar de ello, los dos Estados han mantenido relaciones informales. Casi medio millón de israelíes reivindican su herencia marroquí -más de 200.000 emigraron a Israel tras la fundación del Estado en 1948- y miles de ellos visitan el país cada año.
Marruecos sigue albergando una pequeña comunidad judía, y en Rabat queda una sinagoga.
A cambio de que Marruecos normalice sus relaciones con Israel, la administración Trump prometió en diciembre de 2020 reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, un territorio norteafricano en disputa. El anuncio alteró décadas de política estadounidense y el consenso internacional de que el estatus del Sáhara Occidental debía ser resuelto por un referéndum de la ONU.
Desde entonces, el gobierno de Biden ha retrocedido cautelosamente en ese reconocimiento.
Los Acuerdos de Abraham rompieron un antiguo consenso entre los Estados árabes de que la normalización con Israel sólo se produjera como parte de una resolución del conflicto israelo-palestino. Por ello, los palestinos consideran los acuerdos como una traición que erosionó su influencia en Israel.