El primer ministro, Benjamin Netanyahu, conversó el jueves por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la retirada militar de Estados Unidos de Siria, en medio de las preocupaciones de que la retirada del país devastado por la guerra permitiría un mayor atrincheramiento iraní.
Los dos líderes discutieron «formas de continuar la cooperación entre Israel y los Estados Unidos contra la agresión iraní en Medio Oriente», dijo una declaración de la oficina de Netanyahu. No proporcionó más detalles.
Hoy temprano, Netanyahu dijo que Israel aumentaría su actividad en Siria para contrarrestar la influencia de Irán y sus milicias proxy.
«Seguiremos actuando agresivamente contra los esfuerzos de Irán para atrincherarse en Siria», dijo Netanyahu, quien también se desempeña como ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa de Israel.
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El miércoles, la Casa Blanca sorprendió al mundo, y a sus propios funcionarios de defensa y política exterior, al declarar que Estados Unidos había cumplido su misión en Siria de derrotar al grupo terrorista del Estado Islámico (ISIS) y, por lo tanto, planeaba retirar sus tropas del país. Los analistas de la defensa y los funcionarios de todo el mundo rechazaron en gran medida la afirmación de que ISIS había sido derrotado, citando a los miles de combatientes del grupo terrorista que aún operan dentro de Siria a pesar de sus pérdidas territoriales.
La misma noche, Netanyahu publicó un video en el que dijo que el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, le había asegurado que los Estados Unidos seguirán influyendo en los acontecimientos en Siria.
En abril, dos funcionarios estadounidenses dijeron a The Associated Press que una llamada telefónica en ese momento entre Trump y Netanyahu se hizo más tensa debido a las objeciones israelíes a los planes de Estados Unidos de abandonar Siria dentro de seis meses.
Aunque Trump dijo en el pasado que tenía la intención de sacar a las tropas estadounidenses de Siria, el anuncio del miércoles sorprendió a muchos funcionarios del Departamento de Estado y del Departamento de Defensa.
Muchos detalles del plan para remover a los aproximadamente 2.000 soldados estadounidenses de Siria siguen sin estar claros, en particular la línea de tiempo exacta.
Para Israel, la retirada lo deja sin un aliado incondicional en la lucha contra Irán en Siria y potencialmente abre la puerta para que la República Islámica cree un llamado «puente de tierra» desde Irán, a través de Irak y Siria, hacia el Líbano y el Mar Mediterráneo.
Hasta ahora, las tropas estadounidenses han estado estacionadas en el noreste de Siria, a lo largo de la frontera iraquí, bloqueando dicho corredor, a través del cual Irán podría distribuir más fácilmente armas avanzadas y tecnología en toda la región, especialmente a su cliente libanés, el ejército terrorista de Hezbolá.
Israel ha prometido repetidamente que Irán no establezca una presencia permanente en Siria y el Líbano y en los últimos años ha llevado a cabo cientos de ataques aéreos contra las fuerzas respaldadas por Irán y los intentos de contrabandear armas avanzadas a Hezbolá.