Moscú arremetió el viernes contra el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, una semana después de que Israel se uniera a otros países para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por su invasión de Ucrania.
Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso acusó a Lapid de un “ataque antirruso” con sus comentarios tras la votación de la Asamblea General de la semana pasada, que marcó solo la segunda vez que un país ha sido despojado de sus derechos de miembro en el consejo.
“Hay un esfuerzo por aprovechar la situación en torno a Ucrania para distraer a la comunidad internacional de uno de los conflictos más largos sin resolver: el palestino-israelí”, dijo el ministerio.
La declaración seguía arremetiendo contra Israel por “la ocupación ilegal y la anexión progresiva de los territorios palestinos”. También arremetió contra el bloqueo de la Franja de Gaza, gobernada por Hamás, que según Israel es necesario para evitar que las armas lleguen a los grupos terroristas del enclave.
“También cabe destacar que… la ocupación más larga de la historia mundial de la posguerra se lleva a cabo con la connivencia tácita de los principales países occidentales y el apoyo real de Estados Unidos”, acusaba el comunicado.
No estaba claro qué dijo específicamente Lapid -que ha acusado a Rusia de crímenes de guerra en Ucrania- tras la votación del 7 de abril para atraer la ira de Moscú.
Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores denunció entonces la “invasión injustificada” de Ucrania y acusó a las fuerzas rusas de “matar a civiles inocentes”. El comunicado citaba a Lapid diciendo que no había cambiado la postura de Israel hacia el Consejo de Derechos Humanos, que según Jerusalén tiene un sesgo antiisraelí, sin referirse a Rusia o a su invasión de Ucrania.
Ni Lapid ni el Ministerio de Asuntos Exteriores respondieron a la declaración rusa.
Israel ha evitado alinearse demasiado con ninguno de los dos bandos desde que las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero. Es uno de los pocos países que mantiene relaciones relativamente cálidas tanto con Ucrania, una democracia occidental compañera, como con Rusia, que controla el espacio aéreo sobre Siria, en el que Israel opera para atacar a los apoderados iraníes.
Sin embargo, después de irritar a la administración Biden al negarse a copatrocinar la primera resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra la invasión de Ucrania por parte de Moscú en febrero, Israel se ha unido desde entonces a Occidente en la condena de Rusia en varias resoluciones de la ONU.
Jerusalén también se ha acercado lentamente a la posición de Occidente contra Rusia de forma más amplia, aunque ha habido una delegación de responsabilidades entre el primer ministro Naftali Bennett, que hasta hace poco trataba de mediar entre las partes y ha evitado en gran medida criticar a Rusia, y Lapid, que ha sido mucho más vocal en sus críticas. Ambos condenaron la masacre que tuvo lugar en Bucha, pero solo Lapid señaló a Rusia como responsable.