En su más reciente esfuerzo por frenar la inflación, que aumenta a su mayor ritmo en décadas, el Banco Central de Argentina anunció una exorbitante subida de los tipos de interés.
El jueves, el Banco Central de Argentina aumentó la tasa de referencia Leliq en 9,5 puntos porcentuales, hasta el 69,5 %, lo que supone un máximo de casi tres años. Apenas dos semanas antes, se había producido un aumento de 8 puntos porcentuales.
Los responsables de la política monetaria afirmaron en un comunicado que “los precios escalaron en julio en un contexto de creciente volatilidad financiera que influyó negativamente en las expectativas de inflación”.
La medida del banco se produjo justo antes de que las estadísticas oficiales del gobierno mostraran que los precios en Argentina, un país con un historial de fuerte inflación, aumentaron un 7,4 % de junio a julio. El salto desde la tasa del 5,3 % de junio marcó el mayor crecimiento mensual en veinte años.
La inflación subió al 71,0 % el mes pasado, frente al 64,0 % de junio, un indicio más de que los desequilibrios económicos y la inestabilidad financiera están afectando gravemente a las expectativas de precios.
Según la oficina de estadística del país, el equipamiento del hogar, el ocio y la cultura fueron las principales causas del fuerte aumento de los costes de consumo.
Desde que el presidente Alberto Fernández nombró al experimentado político Sergio Massa como nuevo ministro de Economía de Argentina, esta es la primera vez que se publican las cifras de inflación. Massa juró su cargo como el tercer funcionario que lleva las riendas de una economía que se enfrenta a una inflación creciente y a la disminución de las reservas de dólares en menos de treinta días.
Massa prometió restablecer el orden fiscal en su declaración inicial para moderar las expectativas. Sin embargo, en las últimas semanas, el consenso entre economistas y expertos privados se ha debilitado significativamente.