La decisión de Israel de paralizar un proyecto de oleoducto con los Emiratos Árabes Unidos supone la primera prueba real de los Acuerdos de Abraham que normalizaron las relaciones entre Israel y los EAU, pero es poco probable que provoque una crisis diplomática duradera, según los analistas políticos de la región.
El Ministerio de Protección del Medio Ambiente de Israel anunció el domingo que retrasaría la puesta en marcha de un polémico acuerdo de transporte de petróleo con los EAU que ha irritado a los ecologistas. El acuerdo prevé que el petróleo del Golfo Pérsico llegue a una terminal en la ciudad portuaria de Eilat, en el sur de Israel, y que desde allí continúe su viaje a través de un viejo oleoducto que llega hasta Ashkelon, en la costa del Mediterráneo. Finalmente, los barcos llevarían el oro negro a los mercados europeos.
En el acuerdo participan la empresa estatal israelí Europe Asia Pipeline Co. (EAPC) y MED-RED Land Bridge, con sede en los EAU.
Cientos de científicos medioambientales han advertido en repetidas ocasiones que esta medida podría tener consecuencias ecológicas devastadoras para Eilat, que alberga arrecifes de coral y fauna marina de fama mundial.
El domingo, el Ministerio de Protección Medioambiental comunicó a la EAPC que “retrasaría la evaluación de los preparativos para aumentar la actividad en el puerto de Eilat hasta que el gobierno discuta y tome una decisión” sobre el proyecto.
Según el profesor Yoram Meital, historiador del Oriente Medio moderno y director del Centro Chaim Herzog de Estudios de Oriente Medio y Diplomacia de la Universidad Ben-Gurion, el anuncio es la primera prueba real para los Acuerdos de Abraham.
“Es grave porque tenemos un acuerdo que ahora está congelado por una de las partes, la israelí, pero al mismo tiempo creo que los emiratíes entienden que se trata de un nuevo gobierno con líneas políticas totalmente diferentes”, dijo Meital a The Media Line. El acuerdo petrolero “era dudoso cuando se firmó y es mucho más controvertido hoy, y éste es el trasfondo de la congelación”, dijo.
En el momento de la firma de los Acuerdos de Abraham, la retórica se centraba principalmente en fomentar una paz económica entre Israel y varios Estados árabes. Uno de los principales objetivos de la normalización era llevar a la región en una dirección totalmente nueva basada en intereses económicos mutuamente beneficiosos.
A pesar de que el acuerdo petrolero propuesto afecta a cientos de millones o, potencialmente, incluso a miles de millones de dólares, Meital no cree, sin embargo, que vaya a dar lugar a una disputa diplomática duradera.
“Es demasiado pronto para decir si provocará una tensión grave o una crisis, pero no lo creo. A nadie le gustaría arriesgar el propio tratado de paz”, afirmó.
El Dr. Yonatan Freeman, experto en relaciones internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo a The Media Line que la decisión es más un indicio de un cambio en la política interna israelí, que un cambio en la política diplomática.
“Queda por ver si será o no una congelación permanente”, dijo Freeman. “Estamos transmitiendo a los funcionarios de los EAU que tenemos un nuevo gobierno, que tenemos un nuevo ministro de Asuntos Medioambientales y que tenemos nuevas políticas”.
“Al final, ambas partes ven un gran beneficio en este acuerdo y ahora mismo se trata más de política interna que de un cambio real de política”, dijo.
Asimismo, el Dr. Nimrod Goren, presidente y fundador de Mitvim, el Instituto Israelí de Políticas Exteriores Regionales, dijo que el nuevo gobierno de Israel está comprometido con los Acuerdos de Abraham.
“El gobierno quiere profundizar esta relación”, dijo Goren a The Media Line. “El gobierno está evaluando la forma en que [el anterior primer ministro israelí, Binyamin] Netanyahu manejó los vínculos y quiere arreglar lo que considere que necesita ser enmendado. La forma en que se manejarán las relaciones con EAU bajo este nuevo gobierno no será idéntica a la forma en que lo hizo Netanyahu”.
Es importante señalar que el acuerdo petrolero en cuestión se firmó en Abu Dhabi aproximadamente un mes después de que Israel y los EAU normalizaran sus relaciones y, por tanto, el tratado de paz no dependía de él.
“Se trata de acuerdos que fueron alcanzados por otros actores después de la firma de los Acuerdos de Abraham”, subrayó Goren.
En última instancia, Goren cree que el gobierno del primer ministro Naftali Bennett intentará desviar la atención del controvertido acuerdo de transporte de petróleo y centrarse en cambio en vías alternativas para la cooperación económica en el sector energético.