El asalto ruso a Kiev y otras ciudades ucranianas ha intensificado la incertidumbre en la economía mundial. Para condenar la guerra de Putin, los líderes occidentales anunciaron algunas medidas económicas restrictivas dirigidas a instituciones financieras e individuos rusos.
Las sanciones incluyen: retirar a algunos bancos rusos del sistema de mensajería Swift para pagos internacionales; congelar los activos de empresas y oligarcas rusos en países occidentales; y restringir al banco central ruso el uso de sus 630.000 millones de dólares (473.000 millones de libras) de reservas extranjeras para socavar las sanciones.
En respuesta a estas medidas, varias agencias de calificación han rebajado la calificación crediticia de Rusia a la categoría de basura o han señalado que podrían hacerlo pronto. En otras palabras, creen que la perspectiva de que Rusia deje de pagar sus deudas es mayor que antes. Según un grupo de bancos mundiales, el impago es “extremadamente probable”.
La amenaza para los bancos
Con más de 100.000 millones de dólares de deuda rusa en bancos extranjeros, surgen preguntas sobre los riesgos para los bancos fuera de Rusia, y la posibilidad de que un impago desencadene una crisis de liquidez al estilo de 2008, en la que los bancos entren en pánico por el estado de solvencia de otros bancos y dejen de prestarse entre sí.
Los bancos europeos son las instituciones financieras más expuestas a las nuevas sanciones de Rusia, concretamente los de Austria, Francia e Italia. Las cifras del Banco de Pagos Internacionales (BPI) muestran que los bancos de Francia e Italia tienen, cada uno, créditos pendientes por valor de unos 25.000 millones de dólares sobre la deuda rusa, mientras que los bancos austriacos tenían 17.500 millones de dólares.
Comparativamente, los bancos estadounidenses han ido disminuyendo su exposición a la economía rusa desde las sanciones a Crimea en 2014. No obstante, Citigroup tiene una exposición de 10.000 millones de dólares, aunque se trata de una parte relativamente pequeña de los 2,3 billones de dólares en activos que posee el banco.
También está la cuestión de la exposición a un posible impago de la deuda por parte de Ucrania. La deuda ucraniana de unos 60.000 millones de dólares ha sido rebajada a la categoría de “basura”, lo que eleva el riesgo de impago de una débil probabilidad a un peligro real.
Además de la exposición a la deuda, muchos bancos se verán afectados porque ofrecen servicios bancarios en Ucrania o Rusia. Según la agencia de calificación Fitch, los bancos franceses BNP Paribas y Credit Agricole son los más expuestos a Ucrania debido a sus filiales locales en el país. Société Générale y UniCredit son los bancos europeos que más operan en Rusia, y ambos están también entre los más expuestos a las deudas rusas.
Otra mala noticia para los bancos europeos es el fuerte aumento del coste de captación de fondos en dólares en el mercado de swaps en euros. Los bancos utilizan este mercado para obtener los dólares que son esenciales para la mayor parte del comercio internacional, por lo que unos tipos más altos ejercerán una presión adicional sobre sus márgenes.
¿Qué riesgos de impago corren los bancos en general? La empresa estadounidense de análisis de inversiones Morning Star cree que la exposición de los bancos europeos, y no digamos de los estadounidenses, a Rusia es en última instancia “insignificante” en lo que respecta a su solvencia. No obstante, se ha informado de que los bancos europeos, estadounidenses y japoneses podrían sufrir graves pérdidas, que podrían ascender a 150.000 millones de dólares.
Los bancos también se verán probablemente afectados de otras maneras. Por ejemplo, Suiza, Chipre y el Reino Unido son los principales destinos de los oligarcas rusos que buscan almacenar su dinero en el extranjero. Chipre también atrae la riqueza rusa con pasaportes dorados. Es probable que las instituciones financieras de estos países pierdan negocio a causa de las sanciones. Los precios de las acciones de los bancos británicos Lloyds y NatWest han bajado más de un 10% desde el inicio de la invasión, por ejemplo.
Más allá de los bancos
Aparte de los bancos, la guerra va a suponer pérdidas sustanciales para muchas empresas con intereses en Rusia. Las empresas a las que las empresas rusas les deban dinero van a tener dificultades para cobrar, dado que el rublo ha bajado un 30% y las restricciones de Swift van a dificultar mucho los pagos. Por ejemplo, Reuters ha informado de que las empresas estadounidenses tienen unos 15.000 millones de dólares de exposición a Rusia. Muchas de estas deudas acabarán siendo condonadas, provocando graves pérdidas.
Algunas compañías petroleras como Shell y BP han dicho que van a deshacerse de los activos que poseen en Rusia. Otras, como el grupo comercial y minero Glencore, que tiene importantes participaciones en dos empresas vinculadas a Rusia, Rosneft y En+ Group, ha dicho que las ha puesto en revisión. Pero si el valor de estos activos se evapora porque no hay compradores a precios razonables, empresas como éstas podrían verse abocadas a realizar importantes depreciaciones.
Uno de los peligros es que esto conduzca a una venta en pánico de las acciones de estas empresas que cree un efecto dominó en todo el mercado, similar a lo que ocurrió con los bancos en 2007-08.
Los fondos de pensiones también están en la línea de fuego. Por ejemplo, el equipo del Universities Superannuation Scheme (USS) quiere vender sus activos rusos. El USS es el mayor plan de pensiones independiente del Reino Unido, con unos 500.000 clientes de pensiones y 90.000 millones de libras en fondos. Sus activos rusos están valorados en más de 450 millones de libras. El descenso del valor de estos activos tóxicos va a ser potencialmente un duro golpe. Más ampliamente, muchos fondos de inversión también tienen dinero en deuda soberana rusa y también en acciones de empresas rusas. También ellos pueden sufrir graves pérdidas.
En resumen, los efectos de esta guerra son potencialmente enormes, y muchos más se harán evidentes en los próximos días y semanas. Con la economía mundial aún recuperándose de la pandemia y ya teniendo que lidiar con una inflación sustancial, los mercados han sido muy volátiles. La invasión rusa de Ucrania ha intensificado esta situación, y las finanzas estarán en alerta máxima para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.