Desde noviembre, las aguas del estrecho de Bab al-Mandab, ubicado entre el noreste de África y Yemen, en la península arábiga, han sido escenario de ataques repetidos por parte de los islamistas hutíes de Yemen.
Dirigidos contra buques con lazos con Israel y naciones occidentales, estos asaltos han forzado a numerosas compañías marítimas a desviar sus rutas, optando por un trayecto alternativo de 6.000 kilómetros alrededor del continente africano, incrementando así de manera notable los costos y el tiempo de tránsito.
La recurrencia de estos asaltos, emanados de conocidos bastiones de piratería, ha generado una considerable inquietud entre las navieras en torno a la seguridad de las nuevas rutas marítimas.
Arsenio Domínguez, secretario general de la Organización Marítima Internacional, ha lanzado un llamado a las navieras para que eleven su nivel de vigilancia frente a la amenaza de la piratería, especialmente tras recientes capturas de embarcaciones en el Golfo de Guinea y cerca de las costas de Somalia.
Domínguez ha hecho un llamado a las empresas marítimas para que retomen los rigurosos estándares de seguridad implementados durante la crisis de piratería de 2008 a 2012 cerca de Somalia, destacando la importancia de prevenir una escalada de incidentes piratas, especialmente en el Golfo de Guinea, dado el incremento del tráfico marítimo en esa región.
En diciembre, un buque fue secuestrado y retenido cerca de la costa somalí. Otro incidente ocurrió al mes siguiente cuando piratas tomaron brevemente el control de un granelero, que posteriormente fue rescatado por la armada india. Recientemente, los hutíes atacaron e incendiaron un carguero en el Golfo de Adén, y piratas secuestraron a la tripulación de un petrolero cerca de Guinea Ecuatorial.
Además, la tripulación de un granelero en aguas somalíes tuvo que evacuar la nave después de ser atacada con misiles el 19 de febrero, corriendo el buque el riesgo de hundirse. La compañía propietaria, basada en Beirut, está coordinando con una empresa de salvamento para remolcar el buque hasta Yibuti.
Tanto el Golfo de Guinea como el Golfo de Adén en Somalia han sido reconocidos como puntos críticos de la piratería, representando un grave peligro para las compañías petroleras y otros operadores marítimos. La amenaza en estas zonas se agudiza por la escasez de recursos y personal adecuado para combatir la piratería, que suele ocurrir lejos de la costa, fuera de las jurisdicciones nacionales.
Además, el Golfo de Guinea, abundante en petróleo y gas, cuenta con milicias experimentadas provenientes del movimiento secesionista del Delta. A diferencia de otras regiones, los piratas en el Golfo de Guinea han mostrado preferencia por el secuestro de personas más que de embarcaciones.
Por otro lado, el Golfo de México también enfrenta desafíos relacionados con la piratería, atribuidos principalmente a bandas criminales locales en lugar de a cárteles, con un enfoque en el robo de equipo y materiales valiosos más que en el asalto a petroleros y grandes buques.
La mitigación de la amenaza de piratería en África se ha logrado en gran medida gracias a la implementación de medidas de seguridad a bordo, incluido el acompañamiento por guardias armados, y a la adopción de políticas más estrictas contra la piratería por parte de algunos estados costeros.
Los buques occidentales e israelíes pagan un 50% más de primas de seguro
La creciente incidencia de actos de piratería en las aguas circundantes a África parece insuficiente para persuadir a las empresas de navegación a considerar el retorno a las rutas del mar Rojo en el corto plazo, dada la elevada probabilidad de enfrentar agresiones por parte de los hutíes y las significativas primas de seguro demandadas para transitar por dicha región.
Las compañías de seguros han incrementado las primas de riesgo de guerra hasta un 50% para los buques asociados a entidades de Estados Unidos, Reino Unido e Israel que naveguen por el mar Rojo, esto debido a la constante amenaza de ataques en la zona.
Actualmente, las primas de riesgo de guerra para atravesar el mar Rojo se sitúan en aproximadamente el 1% del valor total de la embarcación, en contraste con el 0,7% anterior, lo que representa un aumento considerable en los costos, traduciéndose en cientos de miles de dólares adicionales por cada viaje de siete días.
Marcus Baker, líder global de seguros marítimos y de carga en Marsh, ha señalado que “la mayoría de los buques que han experimentado dificultades hasta la fecha pertenecen a propietarios de Israel, Estados Unidos o Reino Unido”.
A pesar de los esfuerzos de contención realizados por las armadas estadounidense y británica, los insurgentes yemeníes han continuado su campaña de ataques contra buques mercantes, comprometiéndose a persistir en sus acciones.
“Los hutíes se mantienen firmes en cumplir con sus deberes religiosos, morales y humanitarios hacia el pueblo palestino y en defender a su amado Yemen ante la agresión estadounidense-británica. Las acciones militares proseguirán hasta que se detenga la agresión y se levante el asedio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza”, afirmó el general de brigada hutí Yahya Saree en una declaración pregrabada el jueves.