La búsqueda de China por garantizar su seguridad energética a través de la diversificación de sus importaciones de petróleo, gas y carbón, así como su débil crecimiento económico, podrían ser razones suficientes para que la segunda economía más grande del mundo decida no buscar un acuerdo energético con la Administración Trump.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no impuso aranceles a las exportaciones chinas en el primer día de su regreso al poder. Sin embargo, Trump instruyó a la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos a revisar el Acuerdo Económico y Comercial firmado durante su primer mandato. La revisión de este acuerdo con China ayudará a la nueva administración estadounidense a determinar si China está cumpliendo con los términos establecidos.
Tras la revisión, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos “deberá recomendar las acciones apropiadas que se deben tomar según los resultados de esta revisión, incluyendo, de ser necesario, la imposición de aranceles u otras medidas”, según establece el memorando de la política comercial “América Primero” del presidente.
Durante la guerra comercial en el primer mandato de Trump, China dejó de comprar gas natural licuado (GNL) estadounidense por un año. La guerra comercial iniciada en 2018 destruyó las exportaciones estadounidenses de GNL a China, después de que Beijing impusiera aranceles al gas ultracongelado en represalia por los aranceles de Estados Unidos sobre miles de millones de dólares en productos chinos.
En ese contexto, Trump logró un llamado acuerdo comercial de “Fase 1” con China en 2020, mediante el cual Beijing se comprometió a aumentar sus compras de productos estadounidenses en 200 mil millones de dólares durante los dos años siguientes.
Con la pandemia de Covid-19 y sus repercusiones en las economías china y global, China no cumplió con ese objetivo, que incluía la compra de más bienes manufacturados en Estados Unidos, productos agrícolas y energía. El mayor incumplimiento estuvo en el sector energético: China logró adquirir solo un tercio de los volúmenes prometidos, según datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos citados por Bloomberg.
China debía adquirir miles de millones de dólares en petróleo, carbón y GNL. Incluso antes de la pandemia, los analistas coincidían en gran medida en que el compromiso chino de comprar 52.400 millones de dólares adicionales en productos energéticos estadounidenses en 2020 y 2021, sobre los niveles de 2017, era prácticamente inalcanzable, aun si China hubiese tenido la intención de cumplir con todas sus promesas.
Desde entonces, China ha diversificado sus importaciones de energía. Un gasoducto desde Rusia ahora suministra grandes volúmenes de gas, y China se ha convertido en uno de los principales compradores de petróleo ruso, aprovechando los bajos precios tras la pérdida de mercados occidentales por parte de Rusia. Gazprom comenzó a enviar gas a China a través del gasoducto “Power of Siberia” a finales de 2019, y los flujos han alcanzado ya su capacidad máxima de diseño.
Con la mayoría del mercado europeo cerrado para Gazprom, el gigante gasífero ruso apuesta ahora fuertemente por China y su creciente demanda de gas natural para compensar la pérdida de ventas que anteriormente se dirigían a Europa.
Tras la crisis energética de 2022 y los esfuerzos de China por diversificar su suministro de petróleo y gas, Beijing ha firmado acuerdos de GNL a largo plazo, incluidos algunos con exportadores estadounidenses. Por ejemplo, Cheniere Energy ha firmado un acuerdo a largo plazo con la empresa china ENN para suministrar GNL durante más de 20 años a partir de 2026, siendo este el segundo acuerdo entre ambas compañías.
No obstante, China también tiene acuerdos con Qatar, el segundo mayor exportador de GNL del mundo, después de Estados Unidos. En comparación con el primer mandato de Trump, China ahora cuenta con más opciones para garantizar un suministro suficiente de gas natural, incluyendo tanto a Rusia como a Estados Unidos. Los compradores chinos han contratado millones de toneladas de GNL estadounidense, con entregas programadas a partir de 2026.
China tiene la opción de aumentar aún más sus importaciones de GNL estadounidense. La pregunta es si decidirá hacerlo y negociar acuerdos comerciales, o si continuará utilizando su dominio en minerales estratégicos y tierras raras para imponer restricciones a las exportaciones de elementos críticos como el galio, el germanio y el antimonio, que tienen aplicaciones militares, entre otras.