El 5 de diciembre de 2022, el G7, la Unión Europea, Canadá, Japón y Australia empezaron a aplicar un tope de 60 dólares a las exportaciones marítimas de crudo de Rusia, que China e India aprovecharon rápidamente. Se esperan límites adicionales a los productos petrolíferos a finales de este año y se prevé que tengan un impacto mucho mayor. Como represalia, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció que se prohibirá a los países que respeten el tope de precios y otras sanciones recibir energía rusa.
Se cree que este planteamiento ayudará a estabilizar elementos de los mercados mundiales, beneficiando principalmente a los países de renta baja y media, mientras Rusia siga incentivada para seguir produciendo. La limitación de precios también afectará mínimamente a las partes de la política, ya que la mayoría ya limitó las importaciones de energía rusa la primavera pasada. Sin embargo, como la mayoría de las aseguradoras de transporte marítimo y otros elementos vitales del sector están incorporados a la “Coalición Price Cap”, la mayoría de las empresas de carga del mundo estarán sujetas a ella. En particular, Rusia puede tener dificultades para exportar desde puertos propensos a las heladas debido a su dependencia de buques cisterna extranjeros de clase hielo, aunque China está eludiendo esto a través de los pocos buques cisterna para hielo que poseen Pekín y Moscú.
A pesar de estas sanciones, Rusia afirma haber aumentado su producción de petróleo en un 2 %, hasta los 535 millones de toneladas métricas, y sus exportaciones han crecido un 7 %. Del mismo modo, en 2022, la producción de gas natural licuado (GNL) aumentó un 8 %, hasta 46.000 millones de metros cúbicos, mientras que la producción de gasolina y gasóleo creció un 4,3 % y un 6 %, respectivamente. En conjunto, las industrias del petróleo y el gas aumentaron “los ingresos del presupuesto ruso… en 2022 en un 28 %”, es decir, 36.700 millones de dólares.} Independientemente de que estas cifras sean creíbles, está claro que Moscú mitigó las restricciones a sus industrias energéticas, en parte mediante la concesión de precios favorables a China e India. Para ilustrar este cambio, durante la primera mitad de 2022, la mayor parte de las exportaciones rusas de petróleo del Ártico se destinaron al norte de Europa; en la segunda mitad del año, solo un tercio aproximadamente se destinó a la región, y en noviembre, los envíos habían pivotado casi por completo hacia Asia.
Según una encuesta de expertos, la estimación media del consumo de petróleo de China en 2023 es de la cifra récord de 16 millones de barriles diarios. Los productos energéticos rusos son un elemento esencial de este suministro, superando a Arabia Saudita como principal fuente de petróleo de Pekín en 2022 y suministrando alrededor del 4,5 % de sus necesidades de gas (22,22 % de las importaciones). Las cifras actuales del crudo ártico de China son difíciles de encontrar, pero es evidente que los precios rebajados de Moscú garantizan a Pekín la satisfacción barata de sus necesidades a corto plazo, al tiempo que fomentan proyectos a largo plazo (por ejemplo, el gasoducto Power of Siberia Two y la Ruta Marítima Septentrional).
Estos acuerdos aumentan la influencia de China sobre Moscú, en lugar de hacerla dependiente. Por ejemplo, Pekín evita cada vez más las rutas comerciales terrestres de Rusia, y el 56 % de las necesidades energéticas chinas proceden del carbón (importando menos del 10 %). Además, China puede abastecerse de combustible en otros países mientras persigue la autosuficiencia energética y una mayor influencia en el Ártico.
Para Estados Unidos y sus socios, el caso de India es quizá más preocupante. De abril a diciembre de 2022, Rusia exportó a la India unos 64.000 barriles diarios (b/d) de crudo ártico de grado Arco y Novy Port. En octubre, la mayor fuente de crudo de la India era Rusia (22 %). En noviembre, las exportaciones rusas a la India alcanzaron la cifra récord de 6,67 millones de barriles de crudo Arco, Novy Port y Varandey, con otros 4,1 millones de barriles enviados en diciembre, cuando este último grado fue importado por la India por primera vez.
En total, de junio a diciembre de 2022, las exportaciones rusas de crudo a la India se mantuvieron por encima del millón de barriles diarios, alcanzando un “máximo histórico de 1,19 millones de barriles diarios en diciembre”. Las entregas de la mezcla Varandey iban a duplicarse en enero de 2023, lo que representaría un nuevo récord, aunque en el momento de redactar este informe no se disponía de estadísticas oficiales al respecto.
El consumo indio de combustible ruso obedece claramente a intereses inmediatos, pero ¿qué hay de los intereses a más largo plazo? Es casi seguro que el país continuará sus compras a Rusia al tiempo que amplía la cooperación ártica con Moscú, a menos que algo altere su cálculo. En particular, en 2022, Nueva Delhi dio a conocer sus políticas oficiales para el Ártico y la Antártida. Ambas se ocupan de la investigación, la protección del medioambiente y el Estado de derecho, pero la estrategia ártica se distingue por su debate sobre las materias primas, el comercio, el desarrollo y la seguridad. Aunque no se menciona explícitamente en las estrategias ártica y antártica, Rusia debe ser un socio principal en la consecución de estos objetivos, de nuevo con un fuerte énfasis en la energía y el comercio.
Entre el deseo de China de ser la principal fuerza en el Ártico —al menos en Eurasia— y su belicosa rivalidad con Nueva Delhi, la presencia de India en el Ártico puede ser otro punto de fricción. Sin embargo, Moscú, Pekín y Nueva Delhi comparten intereses culturales, políticos y económicos similares que podrían fomentar la cooperación polar.
Desde que el presidente estadounidense Joe Biden asumió el cargo, consideraciones políticas han dejado a Estados Unidos sin embajador en India, lo que ha socavado la relación. El primer paso para poner fin a la dependencia de la India de Rusia y a su posible enredo con China es remediar esta vacante. Además, las principales naciones estratégicas en desarrollo deberían recibir ayuda para aprovechar al máximo los precios de la energía y mitigar al mismo tiempo las amenazas de Putin. Por último, algunos países, entre ellos Estados Unidos, siguen importando productos petrolíferos rusos a través de India y China. Podría ser que identificar la fuente en este caso sea difícil, o tal vez se considere aceptable porque mantiene bajos los precios y los beneficios rusos. En cualquier caso, esto merece un examen más detenido.