El Kremlin muestra disposición para retomar relaciones con las compañías petroleras estadounidenses si el contexto político lo permite. Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa, afirmó antes de reuniones en Arabia Saudita que el regreso de estas empresas es inevitable. Argumentó que las grandes petroleras de EE. UU. prosperaron en Rusia en el pasado y que sería un error ignorar nuevamente esa oportunidad.
La oferta surge en un contexto en el que Rusia necesita suplir la ausencia de gigantes occidentales de servicios petroleros como Halliburton y Baker Hughes, que abandonaron el país debido a las sanciones. Aunque el presidente Vladímir Putin ha impulsado el desarrollo de tecnología nacional en perforación y exploración, expertos rusos admiten que el país sigue dependiendo de equipos occidentales.
La fracturación hidráulica, clave para mejorar la producción de pozos, aún proviene de naciones consideradas “hostiles”, y algunos componentes esenciales, como los sistemas rotativos direccionales, son completamente importados.
Dmitriev destacó que la cooperación entre EE. UU. y Rusia en proyectos energéticos, especialmente en el Ártico, beneficiaría a ambas partes.
Por ahora, ExxonMobil es la única petrolera estadounidense con activos en Rusia, aunque en condiciones complicadas. Tras las sanciones, la empresa tuvo que abandonar su participación en el proyecto Sakhalin-1, pero Moscú ha extendido el plazo de venta hasta 2026.
Pese a la invitación del Kremlin y el acceso a vastos recursos naturales, las compañías occidentales evaluarán los riesgos. La dependencia rusa de tecnología extranjera y su aislamiento económico dificultan el posible regreso de las petroleras, incluso con señales de apertura desde Moscú.