Con tres de los cuatro gasoductos que suministran gas natural ruso a Europa fuera de servicio, Hungría es ahora el único Estado miembro de la UE que sigue recibiendo gas ruso, escribe Forbes Hungría. Hay cuatro gasoductos que podrían suministrar gas natural ruso a Europa:
- Nord Stream 1, con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos (bcm) al año (las entregas de este fueron interrumpidas por Rusia);
- Nord Stream 2, con una capacidad idéntica de 55 bcm (este nunca llegó a funcionar después de que el gobierno alemán se negara a aprobarlo tras la invasión rusa de Ucrania).
- Yamal Europe, el gasoducto más largo (4.107 kilómetros) suministra gas desde la península de Yamal, en Siberia occidental, y termina en Alemania, y tiene una capacidad de 33 bcm. Las entregas fueron interrumpidas por Rusia en mayo.
- Turk Stream, que suministra gas desde Rusia por debajo del mar Negro y a través de los Balcanes, tiene una capacidad de 31,5 bcm y es el único gasoducto que sigue en funcionamiento. Termina en Hungría, lo que significa que a partir de ahora Hungría es el único Estado miembro de la UE que sigue recibiendo gas natural ruso.
Debido a los enormes ingresos que Rusia ha obtenido de la subida de los precios del gas, junto con una reducción masiva de otros intercambios comerciales con Europa, Rusia no tiene interés en cerrar completamente estos gasoductos.
Aunque Hungría sigue recibiendo gas, su precio está vinculado a los precios del mercado, por lo que el país se opone firmemente a cualquier nueva sanción contra Rusia.
A principios de esta semana, el primer ministro Viktor Orbán anunció una consulta nacional sobre las sanciones de la UE a Rusia, en la que se preguntaba a los ciudadanos si apoyaban o no las sanciones.
El gobierno húngaro se ha opuesto abiertamente a muchas de las sanciones impuestas a Rusia argumentando que perjudican más a los europeos que a los rusos.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, pidió la semana pasada que se pusiera fin a las sanciones rusas antes de finales de año para frenar la inflación, reducir a la mitad los precios de los alimentos y controlar los crecientes costes de la energía.