Trump busca mantener precios del petróleo bajos, presionando a Arabia Saudita, mientras el reino enfrenta un déficit fiscal y recortes en proyectos clave.
Trump intensifica presión sobre Arabia Saudita por el petróleo
Donald Trump, en su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, ha reforzado su postura para mantener los precios del petróleo en niveles bajos, ejerciendo una presión significativa sobre Arabia Saudita, líder de facto de la OPEP. Según una fuente legal con sede en Washington citada por OilPrice.com, la Casa Blanca está decidida a no tolerar más maniobras saudíes que eleven los precios del crudo, especialmente tras el pronóstico de la Agencia Internacional de Energía (AIE) que prevé precios del petróleo por debajo de los necesarios para que el reino equilibre su presupuesto en los próximos años. Esta dinámica marca un punto de inflexión en las relaciones entre Washington y Riad, históricamente marcadas por tensiones derivadas de la dependencia energética y las guerras de precios del petróleo.
La relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita ha estado bajo escrutinio desde la crisis del petróleo de 1973/74, cuando el reino catalizó un aumento drástico en los precios del crudo, afectando a Estados Unidos y sus aliados. Más recientemente, la guerra de precios del petróleo lanzada por Arabia Saudita en 2014 buscó debilitar la incipiente industria del petróleo de esquisto estadounidense, un sector que desde entonces se ha consolidado como un pilar de la independencia energética de Estados Unidos. En 2020, Arabia Saudita repitió esta estrategia, inundando el mercado con petróleo en un intento de frenar nuevamente al sector del esquisto. En respuesta, Trump advirtió directamente al príncipe heredero Mohammed bin Salman el 2 de abril de 2020, según una fuente de la Casa Blanca, que la falta de recortes en la producción saudí podría llevar a la retirada de las tropas estadounidenses del reino, poniendo en riesgo el acuerdo de seguridad de 1945 entre ambos países.
La presión de Trump no es solo geopolítica, sino también económica y política. Los datos históricos muestran que un aumento de 10 dólares por barril en el precio del crudo incrementa el precio de la gasolina en aproximadamente 25-30 centavos por galón, lo que reduce el gasto del consumidor en más de 1.000 millones de dólares anuales por cada centavo de aumento. Esta correlación directa entre los precios del petróleo y la salud económica de Estados Unidos es una prioridad para cualquier presidente, especialmente en un contexto electoral. Desde 1896, los presidentes en ejercicio han ganado la reelección en 11 de 11 ocasiones cuando la economía no estaba en recesión dos años antes de las elecciones, mientras que solo han ganado una de siete veces en contextos de recesión. Este patrón también afecta las elecciones de mitad de mandato, que determinan la capacidad de un presidente para avanzar en su agenda legislativa.
Durante su primer mandato, Trump estableció un rango ideal para el precio del petróleo Brent, entre 40-45 dólares por barril como mínimo, para garantizar la rentabilidad del sector del esquisto, y 75-80 dólares por barril como máximo, para apoyar el crecimiento económico estadounidense. En 2018, cuando los precios superaron este techo debido a los recortes de producción de la OPEP+, Trump intervino directamente, exigiendo a la familia real saudí un aumento en la producción. Como resultado, los precios volvieron a descender, manteniendo el rango preferido por Trump durante la mayor parte de su presidencia, salvo ese episodio.
Datos clave sobre la crisis fiscal saudí y la presión de Trump
- Precio de equilibrio fiscal: Arabia Saudita necesita un precio del Brent de al menos 90,9 dólares por barril en 2025 para equilibrar su presupuesto, según el FMI.
- Deuda pública: La deuda saudí creció un 16% en 2024, alcanzando los 324.000 millones de dólares, según fuentes económicas.
- Recortes en Visión 2030: Proyectos como Neom City se redujeron de 106 millas a 1,6 millas debido a limitaciones presupuestarias.
- Proyecto de ley NOPEP: Trump ha preparado la legislación NOPEP para penalizar a la OPEP por manipular precios, exponiendo a Arabia Saudita a demandas antimonopolio en EE. UU.
Arabia Saudita enfrenta un déficit fiscal y dependencia de EE. UU.
En contraste con las necesidades de Trump, Arabia Saudita enfrenta un desafío financiero significativo. El reino requiere un precio del Brent de al menos 90,9 dólares por barril en 2025 para equilibrar su presupuesto, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta cifra está muy por encima de los precios actuales y proyectados, lo que ha obligado a Riad a suspender o reducir proyectos emblemáticos de su plan Visión 2030. Por ejemplo, el desarrollo de Neom City, inicialmente presupuestado en 1,5 billones de dólares, se ha reducido drásticamente de 106 millas a solo 1,6 millas de longitud. Además, el déficit en la cuenta corriente y el presupuesto persiste, y la deuda pública saudí aumentó un 16% en 2024, superando los 324.000 millones de dólares.
La incapacidad de Arabia Saudita para mantener los precios del petróleo en niveles altos, combinada con la presión de Trump, ha limitado las opciones del reino. Según una fuente del complejo de seguridad energética de la Unión Europea citada por OilPrice.com, la brecha entre el precio actual del Brent y el nivel necesario para el equilibrio fiscal saudí probablemente aumentará. Esto obligará al reino a recurrir a los mercados de deuda, incrementando su dependencia de Estados Unidos, que domina los mercados globales de bonos. La fuente añadió que esta situación podría consolidar aún más la influencia de Washington sobre Riad en los próximos años.
Como medida disuasoria adicional, Trump ha ordenado que el proyecto de ley NOPEP esté listo para su aprobación inmediata. Esta legislación ilegalizaría la manipulación artificial de la producción y los precios del petróleo, prácticas habituales de la OPEP bajo el liderazgo saudí. El proyecto eliminaría la inmunidad soberana de los miembros de la OPEP en los tribunales estadounidenses, exponiendo a Arabia Saudita a demandas bajo la legislación antimonopolio de Estados Unidos. Las estimaciones sugieren que el reino podría enfrentar responsabilidades por hasta 1 billón de dólares en inversiones en Estados Unidos. Además, la ley permitiría a Washington congelar cuentas bancarias saudíes, confiscar activos y prohibir el uso del dólar en transacciones petroleras, dado que el petróleo se cotiza en esta moneda. También podría obligar a Saudi Aramco, la compañía estatal saudí, a dividirse en entidades más pequeñas para cumplir con las normas de competencia.
La postura de Trump refleja una estrategia clara: aprovechar la fortaleza económica y militar de Estados Unidos para garantizar precios del petróleo que beneficien a su país, mientras se limita la capacidad de Arabia Saudita para influir en el mercado global. Este enfoque no solo busca proteger la economía estadounidense, sino también consolidar la influencia de Washington sobre un aliado clave en Oriente Medio, en un momento en que el reino enfrenta desafíos financieros sin precedentes.