Más de 3.500 vuelos han sido cancelados y miles retrasados en todo el mundo durante la Nochebuena y el día de Navidad, ya que la variante Ómicron, altamente infecciosa, perturba los viajes de vacaciones.
Según el sitio web de seguimiento Flightaware.com a las 6:40 p.m. GMT del viernes, un total de 2.259 vuelos habían sido cancelados en todo el mundo el viernes, incluidos 500 vuelos con origen o destino en aeropuertos estadounidenses, y más de 5.700 retrasados. Más de 1.300 más fueron cancelados para el sábado.
Los pilotos, los auxiliares de vuelo y el resto del personal han estado llamando para decir que están enfermos o han tenido que ponerse en cuarentena tras la exposición al COVID-19, lo que ha obligado a Lufthansa, Delta, United Airlines y muchas otras aerolíneas a cancelar sus vuelos.
Según Flightaware, United canceló más de 170 vuelos el viernes, es decir, el 9% de los programados.
“El aumento de casos de Ómicron en todo el país esta semana ha tenido un impacto directo en nuestras tripulaciones de vuelo y en las personas que dirigen nuestra operación”, dijo United en un comunicado.
“Como resultado, lamentablemente hemos tenido que cancelar algunos vuelos y estamos notificando a los clientes afectados con antelación para que acudan al aeropuerto”, dijo la aerolínea, añadiendo que estaba trabajando para volver a reservar a los pasajeros lo más rápido posible.
Del mismo modo, Delta canceló más de 145 vuelos, diciendo que ha “agotado todas las opciones y recursos – incluyendo el desvío y las sustituciones de aviones y tripulaciones para cubrir los vuelos programados”.
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“Pedimos disculpas a nuestros clientes por el retraso en sus planes de viaje de vacaciones”, dijo la compañía.
Más de 10 vuelos de Alaska Airlines fueron cancelados, después de que los empleados que dijeron estar potencialmente expuestos al COVID-19 tuvieran que autoaislarse en cuarentena.
Las cancelaciones se sumaron a la frustración por la pandemia de muchos estadounidenses que estaban ansiosos por reunirse con sus familias durante las fiestas, después de que las navidades del año pasado se vieran gravemente reducidas.
Según estimaciones de la Asociación Americana del Automóvil, más de 109 millones de estadounidenses tenían previsto viajar en avión, tren o coche entre el 23 de diciembre y el 2 de enero, lo que supone un aumento del 34% respecto al año pasado.
Pero la mayoría de esos planes se hicieron antes del brote de la variante Ómicron, que se ha convertido en la cepa dominante en Estados Unidos y que ha desbordado a algunos hospitales y trabajadores sanitarios.